EEUU se ve en problemas con la planta invasora tóxica que viene de Rusia y puede ser peligrosa para tus mascotas
La escila siberiana se expande rápidamente por Norteamérica. Es atractiva pero peligrosa y ya genera preocupación entre expertos en biodiversidad y veterinarios.
Mientras la primavera avanza en todo su esplendor en varias regiones de Estados Unidos y Canadá, una flor azulada tan vistosa como engañosa ha comenzado a hacerse notar en jardines y zonas verdes. Se trata de la escila siberiana (Scilla siberica), una planta originaria del suroeste de Rusia, el Cáucaso y Turquía que, aunque popular entre jardineros por su belleza, es considerada una especie invasora y tóxica. Su presencia ya ha sido detectada en Ontario y amenaza con seguir expandiéndose por más territorios del noreste estadounidense.
Introducida originalmente como planta ornamental, la escila siberiana fue valorada por su resistencia al frío, su capacidad de florecer justo después del deshielo y su facilidad de cultivo. No obstante, su rápida propagación y su toxicidad han comenzado a generar alarma, especialmente entre dueños de mascotas y defensores de las especies nativas.
La planta comienza su ciclo floral a inicios de abril. Sus flores, pequeñas y de un azul intenso con una franja más oscura en el centro de cada uno de sus seis pétalos, tienen forma de campana y emergen inclinadas hacia abajo. Tras su floración, desarrolla vainas abultadas que se tornan marrones al madurar, favoreciendo su reproducción.
Una de las principales razones por las que la escila siberiana se considera invasora es su resiliencia extrema. Soporta el pisoteo, rebota tras ser arrancada de raíz y no es afectada por la fauna local. Esta ventaja evolutiva le permite desplazar con rapidez a las flores silvestres nativas, alterando el equilibrio de los ecosistemas locales.
Tóxica para humanos y animales
Más allá de su impacto ecológico, la preocupación principal es su toxicidad. Todas las partes de la planta, flores, hojas, bulbos y semillas, contienen compuestos que pueden ser peligrosos si se ingieren. En mascotas como perros y gatos, el consumo puede provocar síntomas como vómitos, diarrea, salivación excesiva y dolor abdominal. En humanos, especialmente en niños, la ingesta también puede derivar en malestar gastrointestinal, y el contacto con la piel puede causar irritaciones o sarpullidos en personas sensibles.
Los veterinarios ya han emitido advertencias en redes sociales y clínicas de atención primaria, instando a los dueños de mascotas a identificar la escila en sus jardines y evitar el contacto directo de los animales con ella. La mayoría de los casos no son mortales, pero pueden requerir atención médica si se consume en grandes cantidades.
Las autoridades ambientales de ciudades como Toronto han publicado recomendaciones para evitar su proliferación. Entre las estrategias destacan: eliminar las flores antes de que se formen las vainas, desenterrar los bulbos, y evitar su plantación en jardines privados o espacios públicos. También se sugiere compactar la tierra en las zonas donde ha sido eliminada, ya que el suelo suelto favorece su rebrote.
Si bien puede ser tentador mantener la escila por su valor estético, los botánicos recomiendan sustituirla por especies nativas como el jacinto de Virginia, el trillium o la anémona canadiense, que no solo son seguras para la fauna, sino que también apoyan la biodiversidad local.
Este tipo de alertas recuerda que no todo lo que florece en primavera es inofensivo. Plantas como la escila siberiana esconden detrás de su belleza riesgos sanitarios y ecológicos que requieren vigilancia, conciencia ciudadana y acción temprana.
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