Sociedad

Dos familias con niños comen hasta hartarse, llega la cuenta y lo que hacen aviva la ira del restaurante: “Infame”

Se marchan sin pagar una cuenta de 213 euros y el propietario del establecimiento denuncia el acto en redes sociales.

Gente bebiendo licor en un restaurante
María Dávila
Actualizado a

Un restaurante de la ciudad italiana de Bari ha sido escenario de un episodio indignante que ha encendido las redes sociales. Dos familias, con varios menores a su cargo, comieron con generosidad en la Osteria di Mario, disfrutaron del servicio y se marcharon sin pagar los 213 euros que sumaba la cuenta. El dueño del local, Tommy Tedone, visiblemente molesto, ha denunció públicamente lo sucedido, calificando el acto de “infame”.

Se levantaron de la mesa y desaparecieron

Todo ocurrió durante un mediodía concurrido en la Via Toma, donde se ubica este restaurante tradicional. Según explicó el propietario, el grupo se aprovechó del ajetreo típico del servicio para abandonar discretamente el establecimiento, sin pasar por caja.

“Entrasteis, comisteis, bebisteis vino… y os fuisteis sin pagar, sin vergüenza alguna”, expresó Tedone en un vídeo subido a sus redes. En la grabación, mostraba indignado el ticket de compra, que incluía platos como dos entrecots, una chuleta, cinco menús completos, botellas de agua y un litro y medio de vino.

“¿Qué clase de hombres sois?”

Lejos de centrarse únicamente en el daño económico, el restaurador dirigió su enfado hacia lo que considera una falta grave de civismo. “No me importa el dinero, sino el gesto. ¿Qué clase de hombres sois? ¿Y qué ejemplo le estáis dando a vuestros hijos?”, se preguntaba en el mismo vídeo, donde apelaba directamente a la conciencia de los implicados.

Tedone también explicó que ninguno de los adultos parecía ser de la zona, por lo que descarta que se trate de clientes habituales o conocidos en Bari. Esto agrava, en su opinión, el sentido de impunidad con el que actuaron. “Si no puedes permitirte pagar un restaurante, ve a comerte un bocadillo”, sentenció con dureza.

La denuncia del restaurador se viralizó rápidamente, generando una ola de apoyo hacia el establecimiento y críticas hacia los responsables. A raíz de la presión social, uno de los familiares implicados contactó al restaurante y saldó la deuda mediante transferencia bancaria.

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Muchos restauradores han compartido mensajes de solidaridad con los afectados y han aprovechado para recordar lo vulnerables que son los negocios familiares ante este tipo de abusos.

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