China da carpetazo a la investigación del origen del COVID y apunta directamente a EEUU
El Gobierno chino da por concluidas las pesquisas sobre el SARS-CoV-2 y refuerza la teoría de que el virus llegó desde el extranjero, deslizando acusaciones hacia EE.UU. y descartando a Wuhan como epicentro inicial.
China ha puesto fin oficialmente a su investigación sobre el origen del COVID-19. Así lo ha anunciado este miércoles el Ejecutivo de Pekín a través de un documento titulado Libro Blanco sobre las Acciones y la Posición de China sobre la Prevención y el Control del Covid-19 y el Rastreo del Origen del Virus, publicado por la agencia oficial Xinhua. El texto marca un cierre unilateral a años de debate científico y diplomático, y reaviva las tensiones internacionales al sugerir que el virus podría haber surgido fuera de sus fronteras, apuntando concretamente a Estados Unidos.
El informe oficial sostiene que la primera aparición del virus en el mercado de mariscos de Huanan, en Wuhan, no prueba que la ciudad sea el punto de origen del SARS-CoV-2. En cambio, se hace hincapié en la hipótesis de que el patógeno fue introducido desde el extranjero a través de productos congelados, transportados por la llamada “cadena de frío”, una vía ya planteada en el estudio conjunto que China realizó con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2021, aunque entonces con menor peso.
“Existe la posibilidad de que la nueva epidemia se haya introducido desde el extranjero mediante alimentos congelados”, afirma el documento. La tesis que plantea Pekín se apoya en investigaciones internas de rastreo molecular y detección de virus en animales y superficies vinculadas al transporte internacional de mercancías, si bien esas evidencias no han sido publicadas de forma completa ni validadas por la comunidad científica internacional.
Sospechas hacia EE.UU. y una pandemia sin fronteras
De forma implícita, pero con un tono sugerente, China también desliza en el documento una acusación hacia Estados Unidos. Se cita que, entre mayo y octubre de 2019, autoridades sanitarias estadounidenses reportaron brotes de enfermedades respiratorias previamente atribuidas a una supuesta neumonía por cigarrillos electrónicos. Para Pekín, esos episodios podrían tener relación con la aparición del nuevo coronavirus.
Aunque la OMS sigue solicitando a China el acceso completo a los datos clínicos y genéticos de los primeros casos detectados en Wuhan, el Gobierno chino considera que no existen evidencias que contradigan sus actuales conclusiones. En ese sentido, da por finalizada toda línea de investigación adicional en su territorio.
Desde que estalló la pandemia, el debate sobre el origen del COVID-19 ha estado teñido por intereses geopolíticos. Las hipótesis científicas han oscilado entre el salto zoonótico natural, posiblemente desde murciélagos, a través de un animal intermediario, y teorías más controvertidas, como la de un posible accidente en un laboratorio. Esta última fue calificada como “extremadamente improbable” por el informe conjunto China-OMS de 2021, aunque ha sido impulsada en varias ocasiones por sectores del Gobierno estadounidense.
Mientras tanto, los esfuerzos por lograr una investigación global, transparente y consensuada se han visto debilitados por el cruce de acusaciones y la falta de colaboración plena entre potencias. Con la decisión de Pekín de cerrar oficialmente este capítulo, se complica aún más la posibilidad de alcanzar una conclusión definitiva respaldada por todos los actores internacionales.
La OMS ha reiterado que aún se necesita “toda la evidencia disponible” para poder llegar a una comprensión total del origen del virus. Pero si las puertas del gigante asiático se mantienen cerradas a nuevas investigaciones independientes, el misterio del SARS-CoV-2 podría quedar sin resolver durante muchos años.
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