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Qué es el estoicismo, el ‘secreto’ de Luis Enrique en el Mundial de Qatar

En qué consiste esta teoría filosófica, primordial y “obsesión” de Luis Enrique y cómo se puede aplicar en un evento como el Mundial.

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Spain's coach #00 Luis Enrique reacts during the Qatar 2022 World Cup Group E football match between Japan and Spain at the Khalifa International Stadium in Doha on December 1, 2022. (Photo by JAVIER SORIANO / AFP) (Photo by JAVIER SORIANO/AFP via Getty Images)
JAVIER SORIANOGetty

La filosofía y la vida presentan una relación indivisible. Una trata de explicar el por qué de las cosas, cómo afectan a nuestro entorno y al mundo. En definitiva, busca llegar a la razón de ser de todo cuánto nos rodea, estudiando además, los comportamientos y actitudes que adoptamos en según que circunstancias y cómo estas afectan de una u otra forma.

En esta misma línea, y ‘alejada’ de la mayoría de planteamientos y teorías filosóficas, se encuentra el estoicismo, definida como filosofía helenística, fundada en Atenas en el año 301 a. C. por Zenón de Citio. Esta corriente no intenta indagar en el por qué de las cosas sino en cómo se pueden afrontar y qué se puede hacer (modelo práctico). “No podemos controlar lo que pasa a nuestro alrededor, pero sí podemos controlar lo que pensamos sobre estos eventos”, con esta premisa se podría definir a grandes rasgos lo que pretende el estoicismo.

Algunos de los aspectos que destaca serían la sabiduría práctica (prudencia), coraje (fortaleza), justicia (bondad, compasión) y templanza (autocontrol). En base a estas cuatro virtudes sostiene la mayor parte de su teoría, algo planteado hace más de 2.000 años los primeros estoicos, algunos muy reconocidos como Marco Aurelio, Séneca o Epicteto. Estas ideas han llegado a nosotros a través de los libros, manuales y autores que con el paso de las épocas han ido ampliando y reinterpretando estos conceptos.

¿Cómo influye en Luis Enrique?

El deporte de élite, en ocasiones, es un arma de doble filo, tan pronto eres el más envidiado como el más odiado, y esa gestión de los acontecimientos es fundamental para mantenerse firme y no dejarse llevar por impulsos. Respecto a esto, nuestro seleccionador, en uno de sus tantos directos a través de Twitch, ha mostrado algunos detalles de cómo él afronta el deporte (y la vida), admitiendo que “está completamente obsesionado con leer a los clásicos estoicos y todo lo que tiene que ver con el estoicismo”, algo que le ayuda a mantener la calma en situaciones extremas y a intentar transmitir esta mentalidad a sus jugadores.

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Como él mismo afirmó en su directo, “es importante informarse bien”, ya que, en líneas generales, se tiende a no comprender en profundidad las enseñas de los estoicos, ‘acusándolos’ de ser fríos como témpanos de hielo o carecer de sentimientos, algo que no es cierto pero que responde a una mala interpretación de los escritos.

La acción y el autocontrol

Y es que, de acuerdo con las declaraciones de Luis Enrique, una de las características que mejor podría definir a los estoicos es ‘la acción’. Una de las enseñanzas fundamentales, aplicable a todos los niveles, es la de actuar con rectitud cuando sea necesario y preciso, sin desconcentrar su punto de mira de lo importante o, en otras palabras, de lo controlable. Es decir, los estoicos se preocupan de aquello en lo que pueden interferir e influir pero no de lo que no depende de ellos mismo, fruto del azar o de aspectos que escapan del control humano.

De esta forma, se puede intuir el por qué del interés de Luis Enrique en esta teoría y sus principios básicos. De hecho, esta mentalidad se puede apreciar en pequeñas dosis en momentos como el de ayer, tras la derrota de Japón, en el que el seleccionador afirmó no haberse enterado de cómo iba el otro partido, ya que solo le interesaba “ganar su encuentro”, sin importar lo que ocurriese en el otro estadio (algo que no podía controlar). Del mismo modo, también se pudo apreciar el descontento evidente tras no conseguir los objetivos establecidos o lo que, para él, debería haber sido ‘lo correcto’: tomar acción para ganar su partido (lo que sí podía controlar).