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Las dos razones por las que Trump quiere Groenlandia

El presidente de Estados Unidos reitera la ‘necesidad’ de controlar la isla ante la posibilidad de más comercio, de una mejor defensa y de la explotación de valiosos recursos.

Mario Espinosa de los Monteros
Mario Espinosa de los Monteros
Twitter mariodespinosa

Hay una pregunta que sobrevuela la geopolítica desde que Donald Trump anunciase su intención de controlar Groenlandia: ¿Cómo es posible que el presidente de Estados Unidos diga que quiere tomar una nación, militarmente si es necesario, y esa nación no ponga el grito en el cielo? ¿Cómo es posible que el presidente groenlandés haya dicho “tenemos que negociar con Estados Unidos”? ¿Cómo es posible el uso de presiones, o incluso la fuerza, hacia una nación aliada?

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Groenlandia no es un país completamente soberano. Es una nación constituyente de Dinamarca, quien envía anualmente unos 600 millones de euros, lo que supone casi la mitad del presupuesto groenlandés. También es un país crucial en el Ártico: supondría para Estados Unidos un acceso clave a las rutas comerciales que se están abriendo a causa del deshielo. Lo advirtió el explorador Ramón Larramendi en AS: “El centro de gravedad de la geopolítica se está desplazando al Ártico”.

¿Puede interesarle a Groenlandia la intervención de Estados Unidos? “Da miedo, especialmente cuando Trump habla de intervenir militarmente. Sin embargo, algunos se sienten halagados porque Estados Unidos nos quiere. Nos ayudaría a ser reconocidos, a que nos sitúen en un nivel más alto, y no nos vean como algo inferior”, explica a este periódico Aka Simonsen historiadora y arqueóloga groenlandesa.

Señal de distancia a ciudades clave en el aeropuerto de Kangerlussuaq, Groenlandia.
Señal de distancia a ciudades clave en el aeropuerto de Kangerlussuaq, Groenlandia.FOTO: Uriel Sinai/Getty Images

El fenómeno social de la isla juega a favor de Trump: en Groenlandia hay un descontento generalizado con Dinamarca. Ven a Copenhague como un estado que, a pesar de mandarle una ayuda enorme, no les reconoce como iguales. Al menos socialmente. “En el colegio tenemos profesores daneses que nos enseñan historia de Dinamarca y muy poca sobre Groenlandia, vienen aquí en calidad de salvadores y ven nuestra cultura como algo malo”, indica Simonsen.

La historia explica este descontento. Especialmente el caso de la veintena de niños inuit —el pueblo indígena de Groenlandia— que fueron separados de sus familias y llevados a Copenhague. El plan era enseñarles danés y formar una élite que gobernase y modernizase Groenlandia. Con el tiempo, los niños olvidaron su lengua materna, los internaron en orfanatos y muchos de ellos acabaron alcoholizados o pidiendo limosna en la capital de Groenlandia. Esta es algunas de las historias que los groenlandeses, a día de hoy, todavía denuncian.

FOTOS: Sean Gallup, Vittoriano Rastelli y Mario Tama/Getty Images
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¿Por qué Estados Unidos está interesado en Groenlandia? Dos factores: el primero, la ruta ártica, por donde transcurrirá cada vez más y más comercio debido al derretimiento de la banquisa, la placa de hielo que flota sobre el mar más boreal del mundo. También pueden sucederse ataques en el Ártico, un lugar en el que confluyen países como Rusia, Estados Unidos, Canadá o Noruega. “Dinamarca no es lo suficientemente fuerte. EEUU es parte de la OTAN, como Dinamarca, y podría ser más seguro más para nosotros”. “Si Rusia quiere atacar, puede hacerlo por el Ártico. Por eso Trump también quiere Canadá, además de Groenlandia. Cualquier ataque puede ir a través del Ártico, el punto débil de América”.

El segundo también está relacionado con el deshielo, porque Groenlandia es rica en minerales y tierras raras, enterrados bajo el hielo. “Es difícil para nosotros extraerlos debido a la poca infraestructura y al hielo, pero ahora que se está derritiendo, las posibilidades de sacarlos aumentan”, señala Simonsen.

En definitiva, en Groenlandia se acumulan varios fenómenos que le hacen protagonista de la actualidad. En primer lugar, su histórica dependencia y descontento con Dinamarca. Los Groenlandeses quieren ser independientes, pero de momento necesitan la ayuda danesa para sostener su sistema social. Es, también, un país clave para las rutas árticas y para la defensa occidental en el norte ante un potencial ataque. Y, quizás sea esta la cuestión más jugosa, sus materiales valiosísimos aun sin explotar. “Como Dinamarca no nos trata bien, hay gente que asegura querer ser parte de Estados Unidos, pero no entienden lo arriesgado que es eso”, concluye Simonsen.

VÍDEO: Getty Images