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Juan Vicente Cantavella: “Es muy habitual que haya muchos terremotos de magnitud menor durante meses”

El director de la Red Sísmica Nacional del Instituto Geográfico Nacional (IGN) explica en AS por qué Turquía es una zona ‘propensa’ a los terremotos.

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Juan Vicente Cantavella: “Es muy habitual que haya muchos terremotos de magnitud menor durante meses”

A comienzos de esta semana dos fuertes terremotos sacudían la tranquilidad en la frontera entre Turquía y Siria. Un desastre natural que se ha cobrado la vida ya de, al menos, 20.400 personas (unas 17.100 en Turquía y unas 3.300 en Siria). Solo en el país otomano se han registrado más de 69.000 heridos, por lo que es de esperar que, una vez concluyan las labores de rescate, la cifra de fallecidos aumente.

Recep Tayyip Erdogan, presidente turco, ha confirmado que desde este mismo jueves entra el vigor el estado de emergencia tras recibir el visto bueno del Parlamento. Lo cierto es que, durante el último siglo, Turquía ha sufrido con diferentes terremotos que se han cobrado miles de víctimas. Especialmente graves fueron los ocurridos en 1999 y 1939, con un balance de fallecidos de casi 50.000.

Un problema pues, tal y como explica el sismólogo Juan Vicente Cantavella Nadal a AS, director de la Red Sísmica Nacional del Instituto Geográfico Nacional (IGN), es “imposible de predecir en lo referido a cuándo y con qué magnitud será”. Los seísmos, añade, crearon alteraciones de centímetros en el nivel del mar de las costas turcas. Unos terremotos de tal magnitud que, según indica Cantavella, son “poco probables en España, pero no imposibles”.

-De una forma breve, ¿cómo se producen los terremotos?

Los terremotos con origen tectónico, como son la mayoría y es el caso del terremoto de Turquía (también hay de origen volcánico y otros), se producen debido al movimiento de las placas litosféricas. Los movimientos relativos entre estas placas, que pueden llegar a ser de varios cm al año, acumulan tensiones en la capa más superficial de la Tierra. Cuando el terreno no puede resistir más esas tensiones acumuladas durante años o cientos de años, se produce una rotura en una falla. Esa rotura genera una gran liberación de energía que se propaga en forma de ondas sísmicas por el interior de la Tierra, llegando a la superficie de esta y provocando la vibración que conocemos.

-¿Se podía prever que ocurriera, o no hay indicadores que apunten a ello, como ocurre con la erupción de volcanes?

No, no se podía predecir. Actualmente no es posible predecir los terremotos en el sentido de saber dónde, cuándo y qué magnitud tendrá un terremoto.

-En el año 2020 un terremoto en Turquía causó 800 víctimas, en 1999 hubo 17.000 y, en 1939, hasta 30.000. La configuración de las placas tectónicas parece que convierte a este país en un lugar altamente vulnerable a estos eventos. ¿Hay algo que se pueda hacer para mitigar sus efectos? ¿O únicamente estamos a merced de la naturaleza?

En cierto sentido estamos a merced de la naturaleza. Es decir, Turquía es un país con gran peligrosidad sísmica y terremotos como estos seguirán sucediendo con cierta frecuencia. Otra cosa es que pongamos soluciones para mitigar sus efectos. Una de estas soluciones es la construcción sismorresistente. Construir de modo que las casas aguantes estas sacudidas. También es posible en algunos casos tener sistemas de alerta temprana, que nos avisarían segundos antes de que lleguen las ondas sísmicas más severas para tomar algunas medidas como por ejemplo frenar un tren o cerrar un circuito de gas.

-¿Hay riesgo de que se produzca alguna réplica importante en los próximos días? El segundo de los terremotos llegó a las nueve horas después.

Sí, aunque no lo podemos predecir, es muy habitual que después de un terremoto de magnitud 7.8 le sigan muchos terremotos de magnitud menor durante meses. Aunque frecuencia y magnitud de estos disminuiría con el tiempo.

-Tras los terremotos se activaron diferentes alertas internacionales por riesgo de tsunami. ¿El riesgo era real, o más bien es por prevenir ante una potencial catástrofe?

Fue una medida que se tomó en los primeros minutos cuando todavía no se conocía bien el origen de este terremoto. Un terremoto de magnitud 7.8 en tierra, pero cerca de la costa puede generar un tsunami muy importante. En este caso las características de este terremoto no eran las propicias para que se generara el tsunami, pero eso se supo horas más tarde cuando ya no hay tiempo para avisar de un tsunami en las costas turcas. Por ello, en estos casos, ante la duda, es mejor alertar, aunque luego se cancele la alerta. De hecho, en las costas turcas se observaron alteraciones del nivel del mar del orden de cm.

-¿En España se pueden dar terremotos de estas magnitudes?

Es poco probable, pero no imposible. Turquía tiene mayor peligrosidad sísmica que España. No obstante, en 1969 ocurrió un terremoto en el Oceáno Atlántico a unos 200 km de la costa de la península ibérica de magnitud 7.8, en 2016 un terremoto de magnitud 6,3 en el mar de Alborán... Los terremotos más importantes en los últimos 200 años con epicentro en la península ibérica han sido en Torrevieja en 1829 y en Alhama de Granada en 1884, ambos con una magnitud en torno a 6.5.