Economía

Golpe al aceite de oliva: Marruecos le gana terreno a España por los aranceles recíprocos de Trump

La reciente imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos europeos, incluido el aceite de oliva español, ha abierto una ventana de oportunidad para Marruecos en el mercado estadounidense.

Golpe al aceite de oliva: Marruecos le gana terreno a España por los aranceles recíprocos de Trump
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María Dávila
Actualizado a

La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos de la Unión Europea, como parte de su renovada estrategia proteccionista, ha reconfigurado drásticamente las relaciones comerciales entre el bloque europeo y el país norteamericano. España, primer exportador mundial de aceite de oliva, se ha visto directamente afectada por estas medidas, con gravámenes del 20% sobre sus exportaciones al mercado estadounidense.

En este contexto, Marruecos emerge como uno de los grandes beneficiarios inesperados de este nuevo orden comercial. Con un arancel del 10%, la mitad que el impuesto a productos españoles, Rabat ha captado el interés de actores internacionales que ven en el país africano una plataforma alternativa para acceder a Estados Unidos.

España exportó en 2023 más de 200.000 toneladas de aceite de oliva a Estados Unidos, lo que convirtió al país en el principal proveedor para el mercado estadounidense. Sin embargo, con la entrada en vigor de los nuevos aranceles, las empresas españolas alertan de una posible caída de ventas, debido al encarecimiento del producto frente a competidores no europeos.

Según datos del Consejo Oleícola Internacional, Marruecos, aunque está aún lejos en volumen de producción, unas 200.000 toneladas anuales frente a las 1.400.000 de España, ha visto aumentar sus exportaciones hacia EEUU un 15% solo en el último año. Este crecimiento, combinado con su trato arancelario preferente, pone en riesgo la hegemonía española si las medidas se prolongan en el tiempo.

Marruecos, una alternativa muy atractiva

El posicionamiento ventajoso de Marruecos en esta crisis comercial no es fruto del azar. Las relaciones bilaterales entre Washington y Rabat han sido tradicionalmente sólidas. De hecho, Marruecos fue uno de los primeros países en reconocer la independencia de Estados Unidos, y en 2004 fue designado como aliado principal fuera de la OTAN. Esta sintonía geopolítica ha tenido efectos palpables en el terreno comercial.

Como explica Rama Yade, directora del Africa Center en el Atlantic Council: “Marruecos se ha convertido en un socio fiable para Estados Unidos, no solo a nivel diplomático sino también económico. Está siendo visto como una alternativa viable para las cadenas de suministro occidentales”.

Esta tendencia forma parte del fenómeno del “nearshoring”, en el que las empresas buscan relocalizar su producción en países más cercanos, más estables y menos castigados fiscalmente. Marruecos, con su cercanía a Europa y sus acuerdos comerciales ventajosos con Estados Unidos, se presenta como una opción muy atractiva.

Aunque Marruecos aún no puede igualar a España en capacidad productiva, está realizando importantes inversiones para aumentar su rendimiento agrícola. El Plan Maroc Vert y su actualización, el Generation Green 2020-2030, prevén modernizar el sector agrícola y expandir la superficie dedicada a cultivos estratégicos como el olivo. Se espera que el país incremente su producción de aceite de oliva en más de un 30% en los próximos cinco años.

Además, Marruecos está impulsando la construcción de nuevas almazaras y plantas de embotellado con capital mixto, lo que puede aumentar su capacidad exportadora. Rabat no solo quiere ser un actor regional; aspira a jugar en las grandes ligas del comercio agroalimentario internacional.

Un duro golpe para España

Desde las asociaciones agrarias y cooperativas españolas se sigue con inquietud este desplazamiento. Cooperativas Agro-alimentarias de España advierte que “los aranceles están dañando la competitividad de uno de los sectores más sólidos del país, y si Marruecos entra con fuerza, podríamos ver una pérdida significativa de cuota de mercado”. Además del impacto en el aceite, otros productos como aceitunas de mesa, vinos, quesos y embutidos también han sido golpeados por los nuevos aranceles, generando una tormenta perfecta para el sector agroalimentario español.

La gran incógnita es si esta situación será pasajera o si representa un cambio estructural en las rutas comerciales globales. Si los aranceles se mantienen en el tiempo, Marruecos podría consolidarse como una alternativa real no solo para el aceite de oliva, sino también como base de operaciones industriales para múltiples sectores, desde el textil hasta el automóvil.

El Fondo Monetario Internacional estima que el PIB marroquí crecerá un 3,9% este año, impulsado por el auge de las exportaciones y la llegada de nuevas inversiones. La estabilidad política, los incentivos fiscales y su apuesta por la digitalización refuerzan su imagen como nuevo polo económico del Mediterráneo.

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Lo que parecía una guerra comercial con daños colaterales se ha transformado en una oportunidad histórica para Marruecos. La combinación de geografía estratégica, política exterior pragmática y aranceles favorables podría cambiar el equilibrio de poder agroalimentario en el sur de Europa y el norte de África. Para España, la respuesta no será sencilla. Mientras gestiona la presión de los aranceles y las amenazas de deslocalización, deberá redefinir su estrategia de exportación y reforzar sus lazos bilaterales para no ceder terreno en un mercado tan clave como el estadounidense.

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