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Ciencia

Estos animales han llegado a un punto evolutivo de no retorno: un estudio indica que no volverán a pisar jamás tierra firme

Un estudio revela que las adaptaciones extremas de cetáceos como delfines y orcas les impiden regresar a la vida terrestre, destacando su vulnerabilidad ante los cambios ambientales.

Nadar con delfines te alegrará el día.

La evolución, ese proceso continuo que ha esculpido la diversidad de la vida en la Tierra, a veces toma caminos sorprendentes. Uno de ellos es la transición entre el agua y la tierra, que ha ocurrido en ambas direcciones a lo largo de millones de años. Desde los primeros peces que emergieron de los océanos para conquistar el medio terrestre hace 375 millones de años hasta mamíferos que, mucho después, regresaron al agua, la naturaleza ha demostrado una extraordinaria capacidad de adaptación.

Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B ha revelado un fenómeno fascinante: los mamíferos marinos como delfines y orcas han alcanzado un punto de no retorno evolutivo. Sus adaptaciones al medio marino son tan profundas que les resulta imposible regresar a la vida terrestre. Este hallazgo, liderado por la investigadora Bruna Farina de la Universidad de Friburgo, arroja nueva luz sobre los límites de la evolución y plantea interrogantes sobre el futuro de estas especies.

Una historia de adaptaciones extremas

Hace unos 250 millones de años, algunos mamíferos terrestres emprendieron un viaje inverso hacia el agua. Este regreso supuso una serie de adaptaciones sorprendentes, como un aumento significativo en la masa corporal para conservar el calor, una dieta carnívora para sustentar un metabolismo altamente exigente, y modificaciones anatómicas que les permitieron nadar y bucear con eficiencia.

El estudio analizó más de 5.600 especies de mamíferos y las clasificó en cuatro categorías, desde enteramente terrestres hasta completamente acuáticas. Los investigadores identificaron un umbral evolutivo crítico. Una vez que las especies cruzan de un estado semiacuático a uno totalmente acuático, las transformaciones fisiológicas y anatómicas que sufren se vuelven irreversibles. Este fenómeno confirma la llamada “ley de Dollo”, según la cual la evolución no puede desandar sus propios pasos.

¿Qué implica estar atrapados en el océano?

Los cetáceos, como los delfines y las orcas, han alcanzado un nivel de especialización tan extremo que ya no podrían sobrevivir fuera del entorno marino. Su dependencia del agua, aunque los ha convertido en algunos de los depredadores más eficientes del océano, también los hace vulnerables. El cambio climático y la contaminación de los mares son amenazas que podrían impactar profundamente a estas especies, cuyas adaptaciones limitan su capacidad de respuesta ante un entorno cambiante.

El hallazgo también tiene implicaciones para la conservación. Comprender que estas especies están “atrapadas” en su ecosistema nos obliga a considerar estrategias específicas para protegerlas, ya que su supervivencia está indisolublemente ligada a la salud de los océanos.

Preguntas sin respuesta

Aunque el estudio se centró en mamíferos marinos, abre la puerta a investigaciones futuras que podrían explorar si este mismo punto de no retorno evolutivo se aplica a otros grupos animales. Según Virag Sharma, investigador de la Universidad de Limerick, sería interesante analizar si las adaptaciones irreversibles también han ocurrido en reptiles o aves que han adoptado estilos de vida completamente acuáticos.

En un mundo donde los ecosistemas cambian a un ritmo acelerado, este descubrimiento nos recuerda que la evolución no es un camino reversible. Los cetáceos son un testimonio de cómo la vida puede adaptarse a nichos extremos, pero también de cómo esa especialización puede convertirlos en rehenes de su propio éxito evolutivo. La pregunta ahora es: ¿seremos capaces de proteger los océanos que necesitan para sobrevivir?

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