El enigma de 182 años en forma de fósil gigante de 8 metros podría ser algo totalmente diferente a lo previsto
Unas grandes estructuras fosilizadas, los prototaxites, no serían ni hongos ni plantas, sino una especie que nunca antes había sido descrita.


El origen de la humanidad, con el Homo Sapiens, se remonta a hace unos 200.000-300.000 años. Un tiempo relativamente próximo, si tenemos en cuenta que el planeta Tierra tiene aproximadamente 4.600 millones de años. De aquellos orígenes poco o nada queda, más allá de la imaginación que pueda tener cada uno de cómo podía ser la vida entonces en un mundo que dista mucho de la actualidad.
Hace algo menos, aunque en una era (periodo Devónico) anterior a la aparición de los humanos, en la Tierra se alzaba una especie gigante que podía alcanzar los ocho metros de alto y uno de diámetro. Uno de los primeros organismos de grandes dimensiones de nuestro planeta, que fue descrito por vez primera en el año 1843. Por aquel entonces, los expertos pensaron que podría tratarse de una conífera, aunque posteriormente concluyeron que se trataba de un hongo.
Ahora, 182 años más tarde, un nuevo análisis realizado por la Universidad de Edimburgo sugiere que no era una cosa ni la otra, sino algo completamente diferente. Este fósil, conocido como prototaxites, vivieron entre 375 y 420 millones de años atrás. Según el estudio, publicado en bioRXiv, sus trazas químicas difieren de las de los hongos y de las de las plantas, a pesar de sus similitudes.
Una especie desconocida y sin parentescos en la actualidad
Porque, aunque su estructura es parecida a la de los hongos, no tienen quitina, la sustancia que compone sus paredes celulares. En su lugar hallaron lignina, un compuesto presente en los árboles, pero sin parecerse a ninguna especie vegetal conocida. Así, según los expertos, se trataría de una rama desconocida del árbol de la vida y que, probablemente, no tenga descendientes en la actualidad.
“No podemos asignar a prototaxites a ningún linaje existente, lo que refuerza su singularidad”, señalan los autores del estudio. Estos fósiles fueron hallados en las orillas de la bahía de Gaspé en Quebec (Canadá), y el geólogo John William Dawson los calificó en un primer momento como restos de árboles en descomposición, denominándolos como la primera conífera. Algo que, con este nuevo estudio, queda por descartado.
“Concluimos que la morfología y la huella molecular son claramente distintas de las de los hongos y otros organismos preservados junto a él en el depósito devónico, y sugerimos que es mejor considerarlo un miembro de un grupo de eucariotas completamente extinto y no descrito previamente”, sentencian los expertos.
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