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La vida personal de Jesús Navas: de su pareja desde la juventud al trastorno de ansiedad

El futbolista hispalense siente pasión hacia su familia, devoción hacia la patrona de Los Palacios y amor hacia el sevillismo.

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La vida personal de Jesús Navas: de su pareja desde la juventud al trastorno de ansiedad

El adiós de Navas ha arrancado lágrimas a la mismísima Torre del Oro. Han sido casi 700 partidos los que ha disputado con la camiseta del Sevilla, tatuando a base de arrancadas sus iniciales en el césped de la banda derecha del Sánchez Pizjuán. La leyenda hispalense cierra una etapa inolvidable para abrir otra, presumiblemente diferente, en la que, como ocurre en estas situaciones, permanece lo más importante, las piezas del puzle de su vida íntima y personal: el sevillismo y su familia.

Nacido en Los Palacios, Sevilla, desde muy pequeño estuvo ligado al fútbol y al sentimiento de cercanía y calor que sólo las personas a las que uno elige, así como las de sangre, son capaces de provocar en uno. Su hermano mayor, Marco, también fue futbolista: creció en la Unión Deportiva Los Palacios y dio el salto al fútbol base del Sevilla, llegando a debutar con el primer equipo en 2004; idéntica trayectoria la de Jesús, cuya carrera se ha prolongado hasta los límites que el fútbol marca, si es que lo hace, y que se inmortalizaron bajo el cielo de Sudáfrica en 2010.

Pareja, hijos y devoción religiosa

Uno de sus apoyos incondicionales durante todos estos años ha sido su pareja desde la juventud, Alejandra Moral, quien se convirtió en su esposa en junio de 2011. Fue aquella una ceremonia tranquila en la Parroquia de Santa María la Blanca de Villafranca: un año y un mes después nacería su primer hijo, Jesús Navas Moral; en noviembre de 2018 abriría los ojos el segundo, Romeo Navas Moral.

Nunca ha escondido el amor que profesa hacia su familia, a quien ha abrazado en no pocas ocasiones tras terminar los partidos en su hogar futbolístico, ni la devoción que siente hacia la Virgen de las Nieves, patrona de Los Palacios, llegando a ondear la bandera de su figura tras conquistar su último título con la selección. Ambas se fusionan en la congregación de la corporación sacramental, siendo todos ellos integrantes y compartiendo un sentimiento vivaz y a veces silencioso, tan bonito como el querer y tan cercano como el abrazo de una madre.

El trastorno de ansiedad

Su éxito en el fútbol es un triunfo deportivo, pero, sobre todo, una victoria ante la vida. De joven, Navas fue diagnosticado con trastorno de ansiedad, algo que se agravó cuando su vida giró hacia la maravilla y ascendió al primer equipo del Sevilla. Tenía 18 años y la adaptación fue complicada, difícil y, mentalmente, horrible; tanto así que llegó a perderse partidos y campeonatos por este motivo, entre ellos el Mundial Sub-20 de 2005.

Pero no se iba rendir. Navas estaba dispuesto a escribir una página en la historia del deporte nacional, a dar una cátedra de pasión. Tras recibir tratamiento psicológico y apareciendo el apoyo dentro del vestuario de un grupo joven de amigos, entre ellos Sergio Ramos, José Antonio Reyes y Antonio Puerta, logró salir hacia adelante. Fue el amor de su gente la que le hizo creer que podía hacer lo imposible. Y lo hizo. Sólo así llora la Torre del Oro.

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