INVESTIGACIÓN

Esta es la razón de que no puedas dejar de fumar

El estudio de la Universidad de Carolina del Sur da un rayo de esperanza a los fumadores

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Esta es la razón de que no puedas dejar de fumar. Foto: Pixabay

Aunque los efectos del tabaco son de sobra conocidos por todos, dejar de fumar se convierte en misión imposible para millones de fumadores en todo el mundo. Fumar es un comportamiento automatizado que únicamente puede ser evitado a través de la intervención de unos circuitos cerebrales muy concretos.

Investigadores de la Universidad Médica de Carolina del Sur, Estados Unidos, han descubierto que los circuitos que inhiben la necesidad de fumar un cigarrillo no funcionan de forma adecuada en muchos fumadores.

El director del estudio, Brett Froeliger, explica como «en el cerebro, la urgencia de fumar se desencadena de una forma similar a la que nos impulsa a pisar el acelerador cuando el semáforo se pone en verde. Y es que el fumador de un paquete diario se pone un cigarrillo en su boca al menos varios centenares de veces al día a lo largo de los años. Es decir, se convierte en un comportamiento automatizado».

La investigación

La investigación, publicada por la publicación JAMA Psychiatry, da un rayo de esperanza a los fumadores asegurando que, a pesar de todo, esto no implica que sea imposible dejar de fumar.

El cerebro dispone de un circuito o red de inhibición para estos comportamientos que se inicia en el giro frontal inferior y acaba en el tálamo, después de pasar por la corteza prefrontal.

El inconveniente en el caso del cerebro de un fumador es que, generalmente, esta red está interrumpida. Esto provoca una reducción de la posibilidad de bloquear a nivel cerebral este tipo de comportamiento automatizado.

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Para determinar si el responsable de la incapacidad para dejar de fumar de algunas personas es un mal funcionamiento de este circuito de control, se hicieron pruebas en 81 fumadores adultos.

Para llevar a cabo la investigación los responsables eligieron a personas con una gran dependencia de la nicotina que estuvieron 10 semanas sin fumar.

El experimento se llevó a cabo mediante pruebas de imagen con las que analizaron la actividad cerebral de los sujetos mientras se les realizaba un test de control de la inhibición.

Antes de su intento para dejar de fumar los participantes debían pulsar un botón cada vez que veían un punto rojo en una pantalla. El resultado fue que pulsaban el botón, incluso cuando el punto que aparecía era de otro color, una y otra vez en un comportamiento automatizado adquirido.

Para conocer el nivel de oxígeno que emplea el cerebro para bloquear una respuesta automatizada, los responsables del estudio midieron el nivel de oxigenación de la sangre asociado a la respuesta de la red de control de inhibición.

El mayor nivel de oxígeno implica una mayor incapacidad para abstenerse de pulsar el botón.

Resultados del experimento

Tras las 10 semanas, la mitad de los fumadores habían conseguido dejar el tabaco. Estos sujetos presentaban niveles de oxigenación de la sangre asociados a las respuestas de sus redes de control inferiores a los de aquéllos que no lograron dejar de fumar.

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Los investigadores repitieron el estudio con 26 fumadores a los que se les pedía que dejaran de fumar únicamente durante una hora a cambio de pagarles un dólar por cada seis minutos en los que lograran no probar el tabaco.

Junto al botón había un paquete de tabaco abierto, con la marca consumida por cada sujeto. Algunos no lograron resistir la hora y ganar los 10 dólares.

Los resultados arrojaron datos concluyentes: cuanto menor era el nivel de oxigenación de la sangre asociado a la respuesta del circuito de control de la inhibición, más probabilidades tenía el participante de caer en la tentación del tabavo.

Las conexiones entre las regiones cerebrales implicadas en el control de la inhibición de aquéllos que superaron la prueba eran más fuertes.

Conclusiones

Existen diferencias neurobiológicas que explican la mayor dificultad que encuentran algunas personas a la hora de dejar de fumar.

«Existen mecanismos neurobiológicos que son fundamentales para aprender nuevos comportamientos o para desechar aquellos que se han automatizado, como sería el fumar», explica Froeliger.

Actualmente los investigadores evalúan diferentes terapias comportamentales y farmacológicas para reforzar la comunicación en el circuito de control de la inhibición en los fumadores.