Garbiñe Muguruza no está en Río para bromas. Desde que pisó en la pista por primera vez en los Juegos, no ha derrochado un punto, una jugada. Con seriedad y objetivo militar, la actual campeona de Roland Garros ha atropellado a sus dos rivales sin piedad en su camino hacia el oro olímpico.

Este lunes por la tarde la victima fue Nao Hibino, 75 del ranking de la WTA. Victoria por 6-1 y 6-1 en nada menos que 56 minutos. La próxima rival, en octavos de final, será la puertorriqueña Mónica Puig, 34ª del mundo.

Hibino no tuvo tiempo ni de tener esperanza. Entró sacando y ya sufrió un break, en un juego donde sólo vio el color de la pelota cuando la tiraban desde atrás para que pudiera sacar. Unos 24 minutos después, ceró la primera manga por 6-1.

Garbiñe le pega durísimo. Va a romper la banca con cada golpe, con esta confianza que es tan importante en momentos como unos Juegos Olímpicos. Planta bandera en el fondo de la pista y dispara sus cohetes de revés que minan la rival, que devuelve como y cuando puede. Y cuando se da cuenta, la número 4 del mundo ya está dos pasos dentro de la pista, invadiéndola como una gigante para cerrar la factura.

La japonesa no tuvo siquiera un ‘break point’ durante todo el partido. Sólo tres ‘winners’ ante los 13 de la española, que tuvo una exhibición prácticamente perfecta.

Garbiñe Muguruza

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