Djokovic sabe que se juega mucho, porque además del número uno, de su 10º título en Australia y de su 22º Grand Slam, tiene pendiente la dulce venganza por su deportación.
PorJuan Gutiérrez
Djokovic sabe que se juega mucho, porque además del número uno, de su 10º título en Australia y de su 22º Grand Slam, tiene pendiente la dulce venganza por su deportación.