Carlo... ¡Bienvenido a tu casa!

Porque tu llegada al Madrid fue de lo mejor que le pasó al club blanco en años. Porque pusiste tranquilidad, cordura y sentido común donde había malas maneras, peleas inútiles y polémicas. Porque llevaste la paz al vestuario. Porque uniste a unos jugadores que ya no sabían muy bien adónde iban y les marcaste un nuevo camino. Porque contigo el Madrid recuperó la pelota y su tradicional filosofía ofensiva. Porque prometiste buen juego y porque cumpliste con tu palabra. Porque contigo en el banquillo ir al Santiago Bernabéu siempre era una fiesta. Porque bajo tu liderazgo el madridismo estaba unido. Porque siempre tenías una sonrisa en los labios y una palabra simpática para cualquier persona que encontrabas. Porque sabías perder con elegancia aunque era una cosa horrible para el ganador que eres y que siempre has sido.

Porque sobre todo sabías ganar. Porque has ganado mucho. Porque gracias a ti el Madrid puso fin a doce años de continuos funerales europeos. Porque devolviste el club más importante de la historia del fútbol a su verdadero sitio. Porque contigo se ganó la tan deseada Décima. Porque a tu lado Zidane aprendió a ser un gran entrenador y porque lo preparaste para el tan difícil banquillo madridista. Porque te sentías feliz con tu familia en la capital de España. Porque te gusta el jamón y el Ribera del Duero. Porque tu amada mujer, Mariann, es de origen español. Porque el madridismo te debe mucho. Porque tenemos ganas de aplaudirte cuando esta noche sonará tu nombre en el Bernabéu. Por todo eso: ¡Bienvenido a tu casa!