El Barcelona entra en la liga de la suerte

Jugar. El Atlético fue muy superior nada más empezar; como si el Barça estuviera despertando de una siesta perpleja, esa en la que se ponen en común los fantasmas. Jugar al fútbol tiene también sus imponderables vitales. No es lo mismo jugar felices que jugar como si te mirara la vida al cogote. Y el Barça está viviendo una vida difícil: tienes varias amenazas a la espalda. La espalda de fallar este partido, en concreto. Ese fantasma le atrapó los pies. Jugar, jugar, jugaba el Atlético.

Despertar. El Barça se despertó a tiempo en la primera parte, y dejó sobre el campo sus señas de identidad. Ese gol-no-gol de Suárez, las paradas de Ter Stegen, las paradas de Oblak…, todo conspiraba a pensar que no era un partido cualquiera, ni que era un partido en el que iban a vencer fácilmente los dos lados de la cancha: la fuerza de la voluntad o la fuerza de la razón. O la fuerza de la razón práctica. Hubo belleza, amor al juego; esa primera parte es un resumen de LaLiga.

Augurios. Era de esperar que los males augures alentaran lo peor para el Barça. Escuché, cuando el Barça marcó el segundo, que el equipo de Luis Enrique está en la UVI. Tengo un sobrino que me augura siempre los malos resultados, como Alejo Stivel. Y son del Barça con el alma fuera. El equipo segrega este tipo de actitudes: se le niega hasta la sal. Por fortuna, el equipo no participa de los malos augurios, se empeña y gana cuando lo dan por muerto. Esa capacidad se le adjudica a sus adversarios; cuando la tiene también se la reprochan. El Barça es como el negro de la canción: siempre lo matan. Pero está vivo.

El fútbol. Me gustó el Atlético, me gustó el Barça. Hasta por lo que me disgustaron. Erraron y se levantaron. Los dos equipos. Quisieron ganar con sus artes: el Atlético con la fuerza, el Barça con lo que le queda de razón. Esta vez la fortuna jugó al color azulgrana. Y el portero, que jugó de amarillo, fue grande. Como Neymar. Con eso sólo no hubieran ganado. Pero ganaron. Por si ahora no se atiende al resultado del marcador sino de los comentarios. El Barça ahora tiene la suerte que han tenido grandes como el propio Atlético y como el Real Madrid. No vayamos a hurtarle esos azares.