Balonmano sin porteros

Todo deporte evoluciona y cambia con el tiempo. El balonmano está en ello, y aún no se sabe si para bien. Ahora el portero puede ser sustituido por cualquier jugador de campo, y los equipos tienen la oportunidad de atacar con siete jugadores. Macedonia, rival de España ayer, es uno de los que atacan durante todo el partido con siete. Ventaja: son siete atacantes contra seis defensores. Inconveniente: si pierden el balón, las probabilidades de encajar un gol son altísimas, pues no habrá tiempo de cambiar a un jugador por el portero. Allá cada cual en valorar el riesgo. Lo malo es cuando los dos equipos deciden atacar con siete jugadores. Ayer hubo un momento que España también lo hizo, y el espectáculo fue grotesco: un correcalles, con los jugadores lanzando de portería a portería.

A Macedonia quizá no le quedara más recurso para neutralizar la superioridad de España. Pero a nosotros no nos hacía ninguna falta. Es más. Salíamos perdiendo en ese intercambio. Cogíamos el balón, nos entraban las prisas y no siempre éramos capaces de marcar a puerta vacía. Los macedonios, en cambio, tenían el juego más ensayado. Eso nos costó sangre en el primer tiempo. El segundo ya fue distinto. Ribera dispuso ataques tradicionales y búsqueda de la desguardada portería contraria con dos pases, mejor que en lanzamientos directos. Por prisa que se diera el rival en hacer el cambio, el portero acababa llegando tarde a su posición. ¿Probabilidad de marcar con siete jugadores? 50%. ¿Probabilidad de encajar un gol? 90%. No parece que tenga mucho futuro este balonmano sin porteros.