El Málaga de Romero no arranca. El equipo, que no ha llegado a ser redondo en toda la temporada, se paró en aquellos minutos infames del Pizjuán y no ha vuelto a despegar. Más bien al contrario. Se podría decir que el Málaga está en un proceso de involución muy preocupante. Es cierto que Sevilla, Celta y Real Sociedad son mucho más que este Málaga invertebrado. Pero no lo es menos que las sensaciones positivas a las que agarrarse han desaparecido por completo. La lesión de Sandro en los isquiotibiales tiene pinta de dejarle parado unas cuantas semanas, lo que añade aún más drama al caótico momento blanquiazul. El canario ha tirado del carro hasta ahora (el resto de fichajes veraniegos siguen desaparecidos). Sin Sandro, el Málaga corre el riesgo de quedarse huérfano. 

Si se trata de buscar conclusiones positivas a las que aferrarse, el único punto de luz que deja ver este Málaga sombrío es la aparición de Luis Muñoz. Las crisis suelen ser propicias para que la gente de la casa se haga hueco. Y así ha sido también con este talentoso central malagueño. Llorente lleva demasiadas semanas bajo sospecha y Romero le mandó al banquillo. El primer remiendo para la zaga será el fichaje de Demichelis, que debe ser oficial hoy. Su estado físico es una incógnita. Como lo son algunas decisiones del Gato, que insistió con Michael Santos en la banda derecha a pesar de que el experimento ya le salió mal en Balaídos. También sorprendió la apuesta por Duda. En el horizonte, una temible visita al Bernabéu. No hay mejor escenario posible para resurgir. Pero para ello hay que cambiar muchas cosas...