Sin Iker, la Selección parte de cero

Casillas aún tiene quién le escribe. Tan larga es su sombra y tan presente está en la memoria que la decisión de Lopetegui pilló por sorpresa a alguno de los hombres importantes del equipo nacional. Ramos aseguró a sus íntimos que creía que Casillas estaría en la primera convocatoria del nuevo seleccionador. Se equivocó. Aunque Lopetegui dio una pista en su última presencia en un plató de televisión antes de ser nombrado por Villar. Fue en TVE, Julen me pidió que no le preguntáramos por el debate abierto en la portería de España, sobre si debía ser titular De Gea o Casillas. Julen me dijo que él tenía una opinión clara pero que no podía darla. Sin embargo, la pregunta y más a alguien que había entrenado a los dos porteros era inevitable.

Salió del charco con la mejor de sus sonrisas. Entonces meditaba ya la posibilidad de ser el elegido como sucesor de Del Bosque y no quería comprometerse públicamente con una decisión que ya tenía clara en su interior, y que ahora hemos conocido. Desde aquel debut en Goteborg, justo antes de la Eurocopa 2000, Casillas le ha puesto su firma a la mejor época de la Selección y lo único que le ha sobrado es acudir a Francia como guardameta suplente. Eso se lo podía haber ahorrado. No es la imagen que se merecía en el adiós. Sin Casillas, España arranca una etapa muy parecida a la que él conoció al llegar, cuando no ganábamos nada. Volver a juntar gente de su nivel parece una misión imposible, pero hay que intentarlo.