Ter Stegen juega bien con el pie, pero...

Ter Stegen juega bien con el pie, pero conviene no recordárselo mucho. Se maneja, desde luego, y eso sin menoscabo de las habilidades clásicas del portero. Pero el Barça acude tanto a él, y él se toma tantas confianzas, que los aficionados culés van a ver los partidos con el corazón en vilo. Y unos cuantos puntos puede costar. Lo de ayer, desde luego, fue llamativo. A eso del minuto 80 alguien contó en Carrusel que llevaba jugados más de cincuenta balones con el pie, por encima del centrocampista del Athletic que manejó su equipo, Beñat. Un recurso convertido en un uso exagerado.

El Barça ganó porque justamente Beñat falló en un obsequio de Ter Stegen. Fue bastante pronto, y en uno de los raros balones que no jugó bien: le dio salida al juego por el centro, hacia Busquets; Beñat, que estaba al tanto, se anticipó, se fue solo hacia portería y su disparo, a bocajarro y fortísimo pero bastante loco, se estampó en el rostro de Ter Stegen, que en el pecado llevó la penitencia. Penitencia en esa forma, no en la de gol, que hubiera sido peor. Porque hay que recordar que el Barça ganó por un solo gol. Precioso, eso sí, en buen contraataque y pase final de Arda para la llegada de Rakitic.

Fue un buen partido del Athletic, que tuvo la iniciativa. El Barça salía jugando entre los de atrás y el portero, con premiosidad, pero pocos de sus ataques prosperaron, aunque sí algunos, casi siempre en tránsito a través de Messi. Pero el mando fue del Athletic, más continuo en su juego, más seguro en su propósito. No le dio puntos, pero dejó buena imagen en un partido interesante de ver por todo ello y con el pinturero Lahoz por si faltaba algo. Ayer pitó una falta sin verla, con la mala suerte de que no había existido. Se compensó del fallo enseñando tarjetas a dos inocentes, Busquets y Denis Suárez.