Presión hasta morir

El Barça está más rodado de lo que suele en agosto, inalcanzable para un Athletic que se dejó hasta el último resuello. Murió para presionar arriba y morder a Ter Stegen, quien regaló el que debió ser 1-0 a Beñat. Le salvó la cara y la extraña decisión del exbético de chutar a romper. Importándoles bien poco el riesgo, los de Valverde siempre tuvieron fe y decisión en lo que hacían. San Mamés cantó gol por efecto óptico en la falta de Beñat en el 85’ que besó la red por fuera.

Con Aduriz aún sin las piernas ligeras por la corta preparación y nada surtido de centros al área, Piqué y Umtiti vivieron una noche cómoda. A Williams se le fueron nublando las ideas a medida que perdió la energía. Suárez y Messi perdonaron la sentencia y siempre quedaba la esperanza de igualar el bello tanto forjado entre Arda (hizo daño a pierna cambiada a De Marcos) y Rakitic. Los leones se van al parón sin puntos y escocidos. La culpa la tuvo El Molinón.