James demostró que quiere quedarse

El Bernabéu abrió la temporada con calor, una victoria sufrida y un James industrioso, que aprovechó sus minutos para decir que quiere quedarse. Todo eso ante un Celta que gustó. Tácticamente fue superior, sobre todo en la primera parte, en la que por colocación y convicción anuló casi completamente al Madrid. El casi va en honor a Modric, que frecuentemente burló a su par, progresó en ataque y creó peligro. Pero no le secundó nadie. Por su parte, al ordenado fútbol del Celta le faltó profundidad y remate, al menos hasta que Orellana dejó la banda y empezó a merodear por la media punta.

La segunda parte fue otra cosa. Con Lucas Vázquez (que entró por Asensio, aplaudidos ambos) a la derecha y Bale a la izquierda, el Madrid mejoró. Y marcó, gracias en parte al mal manejo del pie del meta céltico y a un despiste del árbitro en la jugada. Enseguida empató Orellana, y a partir de ahí el Madrid se volcó definitivamente. James, que entró por Modric, se reivindicó con unos minutos esforzados y de buen juego. Estuvo en el origen del gol decisivo, una perla de Kroos a pase de Lucas Vázquez. Un gol por la clase y serenidad que al Celta le faltaron para marcar alguno que tuvo cerca.

Y luego, Butarque, con el Leganés-Atlético, novedad absoluta en la categoría. Llenazo y entusiasmo de la afición, tremendo e inevitable contraste con lo que ocurría en Getafe, cuya plaza ha venido a ocupar. Duelo de intensidades y empate que pone al Leganés con cuatro puntos y deja al Atleti en dos. El fútbol siderúrgico del Cholo se ha estrellado ante dos recién ascendidos. En ambos partidos hizo cambios sobre la marcha para mejorar el ataque, pero quizá muy tarde. En cuanto al Leganés, mostró un porterazo, organización y mucho ánimo. Por eso ha irrumpido en Primera con la cabeza tan alta.