El Deportivo tenía ayer un partido bastante complicado en el Benito Villamarín. Por un lado le esperaba un Betis herido tras la goleada encajada en el Camp Nou, por otro un calor sofocante muy de Sevilla que ahoga a más de uno. Pero la principal prueba para los coruñeses estaba en sus cabezas, en saber que ya nunca más podrán enviar un balonazo arriba para que Lucas Pérez fabrique un gol de la nada. El buque insignia se va al Arsenal y llegaba el momento de demostrar que existe un Depor más allá del de Monelos.

Los de Garitano se llevaron un punto sin mucho brillo, pero que sirve para saber que hay equipo para sobrevivir a la marcha de Lucas. Su relevo, Florin Andone, se vació hasta la extenuación. Peleó y peleó, pero es un rematador, no un ilusionista como su antecesor. Además, el juego del equipo no le ayudó demasiado. Con todo, el Depor dejó cosas positivas a falta de brillantez. Rascó un empate, que sumado a la victoria del Eibar le deja invicto en el parón liguero que comienza. Si en la primera jornada encajaron de córner, ayer aguantaron 13 sin pestañear para que Lux dejase su puerta a cero. La ausencia de Lucas se nota y se notó, pero hay colectivo y sabe que cuando no hay gol, siempre queda Sidnei.