La lucha por el podio es ahora el principal atractivo

El ciclismo es impredecible. Tan impredecible como bello. Aunque si por algo será recordado este Tour es por el poco espectáculo que se está viendo. Pocos movimientos, pocos ataques, poca lucha. Un líder sólido y férreo. Sin fisuras, el virtual ganador del Tour, pero no nos aventuremos. Virtual. Nada más. Ayer se vio que en cuestión de segundos puedes pasar del todo a la nada. Froome se cayó, besó el suelo y durante unos minutos las pulsaciones se dispararon en el equipo Sky. Thomas le dio su bicicleta pero el británico no iba bien. ¿Que por qué? Porque el líder del Tour es el único que tiene montados en su bici platos ovalados. Su pedaleo parecía incómodo, pero nunca se ha caracterizado por tener un porte muy estético en la bici. Al final recuperó, con su pierna derecha cubierta de sangre y el maillot arañado por el asfalto. Pero llegó, y apenas cedió una decena de segundos. Imperial una vez más.

Nairo está lejos de su mejor versión, pero ayer se coló en el podio. Bardet, tras su exhibición, es segundo. El colombiano está a 16 segundos y Porte, quinto en la general, a poco más de un minuto. Cualquier cosa puede pasar, más en una etapa como la de hoy. El descenso del Joux Plane es muy complicado, técnicamente muy exigente y ya si llueve, ¡agárrate! Es un punto clave de la etapa, mucho más que la subida y, quién sabe, si no decidirá qué corredores suben al podio de París.