Aquí nadie se acuerda de Tassotti
Abril de 2006. Milanello. El Barça jugaba en San Siro un partido de Champions. Un grupo de periodistas españoles esperaban autorización para entrar a la rueda de prensa de Ancelotti. En esas, apareció Carlo y se metió en una pequeña barra. “¿Quién quiere un café?”, dijo amable y sonriente Ancelotti. Dos de los españolitos, que más que mirarle le admiraban, le pidieron, por favor, dos cortados. Uno iba acreditado por su emisora de radio y el otro, su hermano, estudiante de periodismo entonces, como fotógrafo (¡?) de esa radio para ver cómo se cubría un evento así y oler el césped del mítico Milanello. Cuando Carlo les acercaba los exquisitos cafés, al estudiante se le mutó de repente la cara. Había entrado en la sala Mauro Tassotti, entonces segundo de Ancelotti en el Milán.
El aprendiz de periodista hizo ademán de irse hacia Tassotti, pero rápidamente se concentró en el delicioso expreso italiano servido por el hospitalario Ancelotti. La portada de AS con la cara ensangrentada de Luis Enrique por el puñetazo que le dio Tassotti en el Mundial 94 aún está pegada, junto a más posters de fútbol, en la habitación de soltero de casa de sus padres de ese entonces veinteañero que ahora es uno de los periodistas deportivos que mejor escriben de fútbol y de la vida. De los 23 de La Roja sólo Aduriz y Casilllas tienen su edad. Entre los otros que juegan hoy ante Italia nadie más se acuerda de Tassotti. Sólo recuerdan la tanda de penaltis de 2008 y la final de 2012. Y Bonucci, Barzagli y Chiellini son duros, sí. Pero no son Tassotti. ¿Verdad Carlitos?
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