Ni de Acción Católica ni de la Catequesis

Del Bosque es un hombre educado. Nunca va más allá de lo que se debe decir. Ni en privado le he conocido un exabrupto. Una vez, cuando el triunfo sudafricano, le pregunté en una entrevista sobre el comportamiento que tuvo con él el Real Madrid cuando, después de haber obtenido un doble triunfo importantísimo, fue sacado de su puesto para poner a uno más guapo. Se trajeron a uno cualquiera y luego el Madrid fue cualquier equipo, porque la belleza no sabe entrenar porque sí.

Lo cierto es que ese hombre educado como un prócer republicano ha hecho ahora unas declaraciones que cruzan la raya de lo políticamente correcto a que nos tiene acostumbrados y eso me ha estimulado a pensar que ya está harto de tanta impostura en el fútbol. Resulta que no le perdonan que haga una cosa y tampoco la contraria. Que de una semana a otra lo que hizo sea lo que deshizo debe tener harto a Del Bosque y lo ha dicho en esa entrevista.

La entrevista es la que le hicieron en AS Maroto y Matallanas, que no se callan una pregunta ni debajo del agua. Ahí Del Bosque repasó el asunto del penalti fallado por Ramos, que en este momento parece tan grave como el Brexit, y aborda también las críticas que él recibe por cambiar jugadores o tácticas como si el fútbol fuera una ciencia exacta.

Me pareció especialmente saludable lo que dijo de mi paisano Pedro, a quien en un tiempo llamábamos Pedrito y le gustaba. Resulta que Del Bosque lo llevó a la Selección, aunque su campaña no fuera ni siquiera regular, y él se lanzó al micrófono a decir que no jugar era una pérdida de tiempo. Confrontado eso con la realidad del vestuario, donde hay más de diez que viven la misma situación, lo que dijo Pedro sentó a cuerno quemado a Del Bosque y a cualquier persona sensata que le hubiera dicho a Pedro, precisamente, que fuera más prudente, o más Pedrito y menos Don Pedro.

Las declaraciones que Del Bosque hizo acerca de ese incidente, en cuanto éste se produjo, fueron como las suyas habitualmente. Le quitó hierro al asunto y le puso cataplasma a su cabreo, hasta que en AS dijo lo que tenía que haber dicho, pero que no dijo instalado en su arco inviolable de hombre extremadamente educado. “Hombre, no me ha gustado”. Eso sólo, dicho por Del Bosque, ya es una manera de advertir que no está, en su corazón, el horno para bollos. Y luego comenta algo que me ha parecido herencia republicana y laica. Lo de Pedro es agua que no hace verano, porque la plantilla es sana y vive en un “ambiente cordial” aunque “no digo que seamos la Acción Católica”.

En Del Bosque esas advertencias mezcladas con las sagradas escrituras son solamente la punta del iceberg de su cabreo. Y no por Pedro, seguro, sino por todo lo que este hombre aguanta como si fuera de hierro. Y no lo es. Un día saldrá de esos cabreos que se guarda con el alma al rojo vivo y entonces le escucharemos decir todo lo que guardan sus ojos cuando enrojecen.