Real Modric C.F.

Corría el minuto 84. El Madrid de Zidane, por primera vez, estaba a la deriva con un fútbol errático y una imagen desesperante. Los Cármenes empujaba al brioso equipo de Sandoval, que arriba tenía dinamita con Success, Peñaranda y El Arabi. El madridismo ya empezaba a batirse en retirada. Empatar era perder la Liga... ¡en febrero! Pero irrumpió él: Luka Modric. Un genio pequeño de tamaño y gigante de talento y de corazón. El croata era el único que había mantenido las bombillas encendidas entre tanta penumbra. Nunca perdió la fe. No olviden que Lukita fue el que sacó el córner de la Décima con ese lanzamiento que dio pie al gran remate de Ramos en Lisboa. Volvamos a Granada, tierra soñada por mí. Luka recibió escorado a la derecha, a tres metros del área de Andrés Fernández. Amagó, puso su mirilla mágica en la bola y dibujó un derechazo descomunal. El esférico entró en la escuadra granadina con la fuerza de una manada de bisontes. Un gol que dejó helada La Alhambra y encendió el orgullo de ese madridismo tan dado a caer en los últimos tiempos en la resignación del derrotismo. Modric gritó el gol con una garra propia de quien se sabe el salvador de una nave que lucha por recuperar el rumbo extraviado entre tanta cantada de despacho. Modric fue el flotador en mitad del naufragio. Fue el comodín de la baraja. Fue el héroe que se lo merece todo. ¡Te queremos, Luka! Es el Real Modric...

‘Sandoval Team’. Sabía que el Granada iba a dar mucha guerra. Quique Pina, que siempre encuentra en el mercado beluga a precio de sardina, ha fichado bien en invierno (Ricardo Costa y Barral dieron mucho empuje al once inicial de los nazaríes). Y Sandoval es un viejo zorro que sabe estimular a su soldadesca en partidos de este perfil atrincherado. Lejos de asustarse, tras el 0-1 de Benzema se fueron a por la victoria sin disimulos. Ojo a Peñaranda, que huele a crack del futuro. Y a Success, enorme por la derecha. Y a El Arabi, una flecha desde que entró al campo en lugar del combativo Barral. Así llegó el 1-1, facilitado por una salida precipitada de Keylor, que se contagió del tono gris de sus compañeros. El Granada, jugando así, se salvará. Fijo.

Uffff. Ayer se acabó el Año de la Cabra, según el calendario chino, y bien que lo agradecemos los madridistas, porque parece que iba por nosotros. Pero ganamos a pesar de jugar mal, como asevera Guillermo García, futuro gran periodista. Estamos vivos en la pelea. Me lo recuerdan, aún con el susto metido en el cuerpo, las peñas Bailenense (Jaén), Tardajeña y El Cid (Burgos), Rincón de Soto, Arnedo, Entrena, Nájera y Tormantos (La Rioja), La Najarra de Almuñécar (Granada), Villa de Sotillo y Valdemoro (Santiago, que es tan bravo como Modric, se fue a Granada a animar a los blancos). Por cierto, Cristiano no fue ni su sombra. Crack, vuelve a ser tú. Por favor...