Zinelandia

La fiesta continúa. Ya les dije que el empate del Betis fue un accidente. Con Zidane al mando de la nave, el Madrid navega con una magnífica velocidad de crucero. Sabe lo que quiere y por qué lo quiere. Juega para disfrutar, no para sufrir. La disciplina está en las botas, no en la pizarra. Quieren y pueden. Isco y James titulares y sumando talento e imaginación ilimitada. Kroos recuperando su versión feliz de la era ancelottista. Modric convirtiendo su exterior en un golpeo de culto. Carvajal y Marcelo poniendo en pie al Bernabéu y ganándose ovaciones merecidísimas como premio a sus espléndidos desdobles por las bandas. Benzema firmando otro gol, el 18º en Liga, utilizando su hombro, que también vale para sumar. Y Cristiano... Ahí me detengo para dedicarle un párrafo a él solito. Se lo merece el portugués.

Más que un ‘hat-trick’. No se queden sólo con los tres goles, aunque eso sea oro, plata y bronce en el fútbol de élite. El crack recogió el guante que le ha lanzado Zidane y anoche dio un repertorio de despliegue físico. Le vi presionar la salida de la defensa del Espanyol en numerosas ocasiones y hasta bajó a menudo a campo propio para recuperar balones. Dejó que James lanzase un golpe franco desde la frontal del área. Y buscó continuamente a Benzema para que aumentase su cuenta goleadora. Cristiano se ha reseteado y de nuevo le veo en versión on fire. Ante el Betis se le apagó la luz de la puntería, pero nunca bajó la guardia. Y ayer tuvo premio a su constancia con el gol más bello de esta Liga, el segundo de su cuenta particular. Su regate utilizando el tacón y su segunda maniobra con un tic-tac eléctrico que desarmó a la zaga blanquiazul fue el preámbulo a un zurdazo monumental que dejó al rumano Arlauskis sin opción de desviar el misil. Cristiano ya ha alcanzado a Luis Suárez en la lucha por el Pichichi (19 goles cada uno) y alcanza los 343 goles de blanco. En lo que va de curso suma 30 en 28 partidos jugados. Y eso que dicen que está gris...

Honor perico. Me disgusta que ahora vuelvan a decir, como sucedió en la ida de Cornellà, que el Espanyol juega entregado ante el Madrid y que no pone toda la carne en el asador. No es verdad. Ayer acudió con cinco bajas en su once titular y un portero nuevo, Arlauskis, que me pareció muy inferior a Pau López, el habitual hasta ahora. Tras el 3-0 inicial los guerreros de Galca metieron pierna fuerte y disputaron con ardor la pelota. Pero ante este Madrid es difícil hacer más. Si son tan malos, ¿alguien me explica como el Barça no pasó del 0-0 hace tres semanas en Cornellà?

Queda mucho. Jugando así, todo está por ver. La Liga se pondrá difícil si el Barça vence en su partido aplazado de Gijón, pero no lo ganará sin bajarse del autobús. Y queda el Clásico del Camp Nou. Está difícil, pero no imposible, como sostiene el maestro Zizou. Y en la Champions la podemos liar con esta mentalidad. Me lo trasladan el sabio don Enrique Sánchez, socio del Madrid desde enero de 1975, Héctor García (de Las Palmas), Alfredo ‘El Ruso’ de Los Barrios (Cádiz), Carlos Gómez de Almagro (futuro gran periodista), David Alonso Fernández, el vikingo irreductible de Zúrich, Pedro Montes, el escultor de la estatua de Di Stéfano, y la peña Los Panciverdes de Bedmar (Jaén), y las de Calzada de Calatrava, Argamasilla de Alba, Bolaños de Calatrava y Los Pelendengues de Herencia, corazón del carnaval manchego. La afición vuelve a sonreír...