El 2014 fue el año en que Carolina Marín nos enseñó el bádminton. En el que de repente nos descubrimos nerviosos ante la televisión, como si de un partido de Roland Garros o una carrera de Moto GP se tratase, jaleando cada remate de esta onubense que se había colado entre la élite asiática. Primero su Europeo y, sobre todo, su Mundial fueron catalogados de gestas y a ella de pionera. Sin duda lo era.

Le llovieron los reconocimientos (entre ellos, este Premio AS), pero en lo que quizá no reparamos es que ella aún estaba hambrienta y todavía tenía mucho que mostrar. En este 2015 nos ha llevado por medio mundo enseñándonos que el bádminton llena estadios en la India, que en Inglaterra existe un prestigioso torneo desde 1899, que ganar un Superseries es casi tan difícil como un Mundial, que Malaisia o China son catedrales de este deporte... y que todo se refleja en un ránking que ella domina después de haber ganado seis títulos este año (incluido su segundo oro mundial), que podrían ser siete si conquista el de ‘maestras’ en la Superfinal de Dubai... ¿Y qué podemos esperar de ella en 2016, año con Juegos de Río? Veamos lo que nos tiene preparado...