Ruth ataca horizontes verticales

Ruth Beitia se pelea cada día y cada año con un horizonte vertical. Se trata de escalar más y más alto en busca de un listón que unas veces es amigo y otros feroz enemigo. Y franquearlo. Siete pasos de carrera, aproximación, batida con la pierna izquierda, arqueo y aterrizaje sobre una colchoneta. Unas veces Ruth se levanta y grita de alegría; otras frunce el entrecejo. Según el listón haya sido cómplice o adversario. O según ella haya gestionado bien esas siete zancadas, esa batida, ese arqueo… esa concentración fundamental.

Ruth se inició sobre horizontes planos: el cross. Largas praderas. Pero, ¿por qué cambió los horizontes horizontales (redundancia total) por esos horizontes verticales. Pues porque su hermano se entrenaba en altura con Ramón Torralbo, ella iba a verle con once años y el bueno de Ramón la dejara saltar y trastear. Y un día llegó por allí Javier Sotomayor, actual plusmarquista mundial con 2,45 metros, y le dijo a Ramón: “Esta niña tiene excelentes tobillos; puede ser buena”. Ramón ya lo sabía. Años después Soto y Ruth se hicieron amigos y cuando el cubano le recuerda aquello, ella contesta: “Javier, eso se lo dirías a todas”.