Los casos del Baskonia y Valencia

Arrancan las competiciones europeas de baloncesto, y vemos al Madrid, Barcelona, Unicaja y Baskonia en la Euroliga, y al Valencia, Gran Canaria —ambos siguen mandando, por cierto—, CAI y Bilbao en la Eurocopa, que es la segunda división continental. Se trata de un reparto deportivamente injusto. El Valencia lleva cuatro temporadas quedando por encima, o como poco al mismo nivel, que el Baskonia y el Unicaja en la Liga ACB. El Gran Canaria también es discriminado con respecto al Baskonia: las dos últimas temporadas llegó tan lejos como él, y hace tres incluso más al eliminarle en los playoff. Pese a ello, el equipo vasco tiene patente de corso para jugar la Euroliga, y el Unicaja se mantiene en ella por criterios al menos discutibles.

La Euroliga —es decir, Bertomeu, su director, en connivencia con los clubes grandes de Europa, entre los que se encontraba entonces el Baskonia— decidió hace años adjudicar una serie de plazas fijas. Cuatro fueron para España, repartidas entre los equipos consabidos. Ahora se han quedado en tres, y la Euroliga privó de ese trato de favor al Unicaja, pero reservando siempre una plaza para un cuarto equipo ACB. Pese a ser el Unicaja y el Valencia los semifinalistas, se consideró mejor clasificado al primero, y vuelve a jugar la Euroliga. El Baskonia, sexto la pasada temporada por los mismos criterios que el Unicaja fue tercero, quedaba fuera del debate, habilidad que hay que reconocer a Querejeta. Los demás, que se peleen.