Juanma Trueba

Buen ariete con sombra alargada

La primera lectura es ácida, ya lo advierto: el Real Madrid, en su verano más errático, podría fichar al suplente de Morata en la Juventus. El comentario será inevitable si la operación avanza y hará justicia a la caótica política deportiva de Florentino Pérez, aunque no será igual de justo con Fernando Llorente. No hablamos de un futbolista menor ni de un delantero por debajo de las expectativas del Madrid. Al contrario. Llorente siempre ha sido por condiciones y por estilo personal un jugador del gusto del Bernabéu, ovacionado no pocas veces. Hasta Mourinho supo advertir esa sintonía y amagó con su fichaje.

Llorente cumpliría como segundo delantero porque sus características son las de un Plan B: alto (1,93), con capacidad para jugar de espaldas y con suficiente técnica como para conectar con los talentos que le rodearían. Fuera del campo se acoplaría todavía mejor: tipo sensato, de imagen impecable (guapo reventón) y con personalidad para ocupar la portavocía moral que dejarán vacante Casillas y Ramos. Hay flirteos que deberían terminar en boda. Hay jugadores que encajan en el Madrid o que hubieran encajado, suspiros permanentes, ídolos que no pudieron ser. Como Joaquín. Como Villa. Como Gerrard. Como Iniesta. Llorente pertenece a esa estirpe. Al igual que Morata.