Se ganó a pulso las críticas

Esta vez no hay excusas. Bale la pifió. Se podrá discutir el ensañamiento de algunas críticas, pero no la indolencia que provocaron las mismas. Se puede jugar mejor o peor, estar nefasto en el pase como Ramos o despistado como Carvajal, pero no dando la sensación de que te estás borrando del partido. Y eso es lo que ocurrió en Turín con el galés. Su entrenador aseguró en la víspera que estaba totalmente recuperado de la lesión. Por ahí no hay excusa. Sus compañeros le buscaron continuamente y él no apareció nunca. Pero lo peor fue la sensación de desgana que transmitía. Nunca se ha caracterizado por trabajar en defensa, pero lo de Turín fue descarado. Tal fue el descalabro que han sido los británicos, sus grandes defensores, los que más le han zurrado.

Vale que desde que llegó hace dos veranos ha tenido que soportar la pesada carga de lo que pagaron al Tottenham por su fichaje. Vale que siempre le echen en cara la defensa del presidente por ser un fichaje suyo, de eso también saben mucho Benzema y James Rodríguez, pero el martes era un día para arrimar el hombro. Y Bale no lo hizo. Desconozco los motivos y, siendo benévolo, quiero pensar que le pasaron factura las dos semanas de inactividad por su última lesión. Ir más allá resulta especulativo y cruel. Ningún profesional se borra porque esté pensando en las ofertas de verano. Además, los cantos de sirena de un posible regreso al fútbol inglés los estamos escuchando casi desde que llegó, va para dos años. Lo tiene fácil: la revancha, en una semana.