La pareja Isco e Iniesta aseguraba la vuelta a los orígenes del mejor juego de España. Del Bosque redondeó el círculo con la inclusión de futbolistas aptos para la asociación como Silva, Koke o el propio Busquets. Y la Selección se movió en torno a una pareja muy esperada que como le sucedió al juego de todo el equipo fue de más a menos. Ambos dejaron ese tipo de detalles que sólo están al alcance de determinados futbolistas. Lo suyo fueron relámpagos de buen fútbol en la primaveral noche de Sevilla, pero les faltó tener más peso específico en el equipo que acabó con Iniesta sustituido e Isco agotado.

En todo caso, se trata de dos jugadores extraordinarios y aptos para seguir compartiendo once en la Selección. Es verdad que España perdió el control en la segunda parte y, como dice Del Bosque, acabó dejando un mal sabor de boca, pero la puesta en escena del primer tiempo invita a pensar que ese sigue siendo nuestro camino.