Claver se nos va a Rusia. Se fue a la NBA como jugador de futuro, y ahora comienza de cero. Atrás deja un pasado que si era prometedor en España, ha sido infausto en Estados Unidos. Sus estadísticas hablan por sí solas: de 16 minutos y 3,8 puntos de media en 49 partidos durante la temporada 2012-13, a 8 y 2,2 en 21 partidos en la 2013-14, y a 7 y 2,4 en 10 partidos en ésta. Hasta que Portland le cedió a Denver, equipo que a su vez le cortó, eufemismo utilizado en el baloncesto cuando a un jugador le echan. En Estados Unidos se acabó su carrera; en Europa sólo en Rusia le han ofrecido algo. Podría haber tenido un hueco en el Madrid o en el Barcelona, pero su contrato es de un millón de euros al que no se ha hecho merecedor.

Aun así me resisto a creer que Claver no tenga futuro aquí. Garbajosa, Rudy y Navarro regresaron de la NBA con mayor edad que él —tiene 26 años—, y dos de ellos siguen dando guerra. De allí también volvieron Sergio Rodríguez y Raúl López, y tampoco les faltaron equipos. Claver era un estupendo jugador cuando se fue. El Valencia bien que lamentó su lesión cuando se enfrentó al Madrid en los playoff de la Euroliga 2010-11, pues incluso sin él forzó el quinto partido. Pero quiso probarse con los más grandes del mundo, y se equivocó. Su sitio no está entre ellos. Más bien, entre los nuestros. Aquí también se puede ser feliz y conseguir cositas. Aunque, eso sí, por menos de un millón de euros. Salvo que en Rusia pueda demostrar que lo vale.