Carlos Sainz ya tiene el coche que merece

Carlos Sainz ya tiene el coche que merece, el que necesita para materializar el asalto a su segunda victoria absoluta en el Dakar. La retirada de Volkswagen en 2011 le dejó en una situación comprometida, porque en esta especialidad disponer de un coche ganador se ha convertido en una tarea bastante ardua. Así, después de un año en blanco las dos siguientes ediciones de 2013 y 2014 las disputó al volante de un buggy que estaba claramente muy por debajo de su potencial y sus ambiciones. Se embarcó en ese experimento con la esperanza de que tuviera continuidad y proyección, pero resultó un fiasco que al menos le permitió seguir acumulando kilómetros en una competición tan exigente y con un coche de configuración muy particular.

Una experiencia que debe haberle resultado provechosa para su nuevo desafío, esta vez ya a la altura de lo que cabe esperar para un piloto de su trayectoria y palmarés. Peugeot le ha convencido con un proyecto que, a medio plazo, sólo admite un desenlace: el triunfo. Y lo hace precisamente apostando por un buggy, en este caso mucho más desarrollado y convincente que el anterior, por lo que para el español del equipo oficial el tránsito a un nuevo dos ruedas motrices debe resultar más accesible que para sus compañeros: Peterhansel, habituado a un Mini 4x4, y Despres llegado de las motos. No quiere decir esto que vaya a ser fácil, ni mucho menos, pero saber que Carlos ya disfruta de los medios de una estructura oficial es el primer paso para volver a soñar.