Blanco y Villar, las cuentas y los ultras

Alejandro Blanco ha recibido en su ataque a Cardenal una misiva de apoyo de la Federación de Fútbol. Alianza viciosa. Los dos coinciden en una formulación tramposilla: el deporte es soberano, dependemos de entidades supranacionales, COI o FIFA, el intervencionismo es castrante. Pero si el Gobierno da dinero a las federaciones, les cede además el nombre y la representación del país, está obligado a revisar sus cuentas. Sólo eso. Y no pretende imponerle a este o al otro el seleccionador ni el calendario ni el escenario de una final. Se trata sólo de comprobar el buen uso del dinero de todos.

Hay una frontera visible entre la necesaria soberanía de cada federación en su deporte y el manejo que hace de sus dineros. Por ahí han chocado Cardenal y Blanco, porque el primero se ve obligado a fiscalizar el uso de un dinero que es de todos y Alejandro Blanco pretende ser gallina clueca que picotea al que se acerca a sus huevos. La relación de premiados de su gala reflejaba poca sensibilidad respecto al uso de los dineros. La pretensión de premiar al presidente del Tiro con Arco (suspendido seis meses por su ‘distraída’ gestión) era escandalosa. El premio al titular de la de Caza fue impresentable.

Esa pretensión de controlar el dinero público ya hizo chocar a Cardenal y Villar no hace mucho, por la mala justificación del 1% de las quinielas, dedicado a la construcción de campos. De ahí arranca el enfado de Villar con su otrora amigo Cardenal, enfado que en su ofuscación le ha llevado a ponerse de perfil en el tema de los ultras. No le hemos visto ni en una reunión ni en una declaración. Ahora, él y Blanco se cogen del brazo para denunciar ‘intervencionismo’ en busca del amparo de papá COI y mamá FIFA. Muy mal. Porque hablamos de cuentas y de ultras, no de intromisiones.