En Corbera no dejan de sacar pecho

Recuerdo a Laia en Buenos Aires, enero de 2011. ¿Lejano? Lo parece. No perdía detalle de todo lo que pasaba, y pasaba mucho, por la 9 de Julio, la avenida más ancha del planeta. Allí arrancaba su primer Dakar, en el que tenía un mochilero de lujo, Jordi Arcarons. Recuerdo a Laia en Córdoba, cruzando en diagonal la Argentina, con los primeros sudores de la carrera. Me confesaba lo lógico: “Mi madre me ha dicho que no corra”. Pero corrió, y mucho. Y no ha dejado de hacerlo desde aquella edición en la que acabó 39ª, campeona en categoría femenina.

Desde 2011 ha ido sumando trofeos, cada febrero compra y coloca nuevas baldas en el salón de casa para los que tiene y vendrán. Trece veces campeona del mundo de trial, en verano decidió volcarse con el enduro y los raids, su agenda ya no daba para más. El trial siempre será su vida, pero ahora domina otros podios (en septiembre ganó en Francia su tercer Mundial de enduro). En un mes vuelve a la arena, con el equipo oficial HRC, con ganas de mejorar el 16º lugar del Dakar 2014. “Laia, nº1, ets (eres) una princesa”, le escribió Arcarons en su roadbook tras acabar su primer Dakar. Lo es. En Corbera de Llobregat les duele de tanto sacar pecho.