P. P. San Martín

Luis Enrique no valoró el orgullo blanco

Parece que Luis Enrique no conociera al Madrid. Pensó que la media estocada de Neymar lo había matado y dejó ir el partido equivocadamente. No imaginó que el orgullo blanco brotaría, que esos jugadores en apariencia arrugados ante el toque del Barça volverían después del descanso cargados de energía, dispuestos a comerse el campo.

Y Luis Enrique mantuvo a Luis Suárez en el campo y quitó a Xavi. No supo leer el partido. No encontró fórmulas para frenar a un vendaval blanco que empezaba a arrollarlo todo.

Y el Madrid encontró su partido. Con espacios, con zonas abiertas porque el Barça se rompía lentamente. Fue un rendimiento inverso, un castigo para un equipo azulgrana que se descomponía.

Luis Enrique se vio desbordado por la crecida blanca, demostrando que el encuentro se le había ido de las manos. El marcador pudo ser incluso peor para el Barça.

Toque con tapón. Luis Suárez no remató ni una sola vez a portería, aunque el toque del Barça amedrentó al Madrid. Pero sólo hasta el descanso...

Madrid crecido. Segunda parte con un Madrid dueño de todo: espacios, contra, balón... El Barça se rompió y Luis Enrique no vio soluciones.