¡Uuuuuuuuhhhhh!

Mi Comandante. Cristiano, cuando su salud y su físico le respetan, está en otra Liga. En otro mundo. En otro fútbol. Debería jugar la Liga Marvel de los Héroes. En una noche otoñal ante el Elche, enchufa un póker sin despeinarse. Ya sé que dos fueron de penalti, pero resulta que los penaltis hay que saber meterlos. ¿Verdad, Messi? El portugués es una máquina de hacer goles, una trituradora de registros estadísticos, un enemigo de los días libres. Su Expo del gol deslumbra. Su cabezazo imperial a pase de Marcelo, su gran cómplice de correrías, y su remate final a pase de Bale fueron acompañados de su grito de guerra habitual en su liturgia de celebración: “¡Uuuuuuuuhhh!”. El grito que recuerda quién manda en la manada. El rugido de un jugador que, a sus 29 años, ya es leyenda. Como lo es el irrepetible Charly Santillana, al que ya alcanzó en el top ten histórico de la Liga y en el podio del Madrid en esta competición (sólo Di Stéfano y Raúl están por delante). La voracidad del Martillo de Funchal permite al madridismo ver el futuro con mayor optimismo. Tras el fiasco del derbi, Cristiano ha liderado una remontada bestial. Han sido 18 goles en tres partidos (8 al Depor, 5 al Basilea y 5 al Elche). A seis de promedio por encuentro. Es mejor no enfadar a este Madrid. Te aplasta. El nuevo eslogan ya corre de boca en boca por las tribunas del Bernabéu: “Paliza a paliza...”.

Isco & Illarra. Espléndidos los dos campeones de Europa Sub-21. El malagueño es la alegría de la huerta. Imaginación al servicio de la causa vikinga. Impagable poder de seducción. Su bajo centro de gravedad le permite coquetear con la pelota como a un bebé con su chupete. La mima, la cose, la baja, la pica, la doma, la pincha, tira caños, tira pases entre líneas, busca complicidad con los jugones (Marcelo, especialmente) y logra que la afición se divierta y entienda lo que significa la palabra “espectáculo”. También toca ser justo con Illarra. Le había perdido la fe tras su pobre final de temporada, pero ya me gustó en el bolo de Varsovia y en la media hora de Riazor. Y anoche explotó. Bien colocado, ordenado en la construcción e incisivo en la destrucción. Cuando cortó tres balones con las medias bajadas me recordó a Manolo Sanchís. Illarra, así vas por el buen camino, chaval.

Buen Elche. Keylor tuvo un plácido debut y además casi para el penalti de Albacar. Pero aunque el Elche no le exigió mucho, sí que me gustó la disposición del equipo de Fran Escribá. Buscaron el control del juego y no se atrincheraron en torno a Manu Herrera, canterano del Madrid a principios de siglo.

Clos, muy mal. Regaló los dos primeros penaltis, inexistentes ambos. Es un mal árbitro. No hay que darle más vueltas.

Ojo a El Madrigal. Los 18 goles no deben hacer creer a la reactivada tropa de Ancelotti que ya están resueltos los problemas. En Villarreal hay que confirmar la mejoría y dar otro golpe de autoridad. A las cuatro de la tarde. La hora de Riazor. Me gusta. A quien madruga...

La niña talismán. Me recuerda Gabi Teletipo que desde que su primo Javi vio nacer a su pequeña, Lucía Gil, han llegado los 18 goles de una tacada. Por cierto, con los tres puntos de anoche el mejor equipo de la historia alcanza los 2.500 como local, con 3.537 goles metidos y sólo 1.178 encajados (+2.359). Lo peor parece haber pasado. Esto se asemeja ya a lo que queremos. A seguir disfrutando.