Dos Mundiales desperdiciados

Tras el chasco del baloncesto, han venido las decepciones de los Mundiales de vela y tiro. Una medalla en los de vela y dos en los de tiro. Ninguna de oro, por cierto. Pobre balance que hace pensar que para este viaje no hacían falta alforjas. Sobre todo en los de vela, que aunque estén muy contentos por hablarse clasificado cinco clases para los Juegos de Río, lo mismo se estaba de contentos, incluso más, habiendo subido al podio en mayor número de ocasiones. De la vela cabía esperar mucho, porque no hay deporte donde influya tanto el factor campo, debido a las cambiantes corrientes y mareas. Quien mejor se las conoce lleva mucho ganado, y, según se ha visto los rivales se las conocían incluso mejor que los nuestros, sin ser de casa.

Se ha fallado, y es de lamentar, pues la vela es el deporte olímpico con mayor número de éxitos. Si la propia Federación cree que lo hemos hecho bien, y gracias a conocer el campo de regatas de Santander hemos clasificado cinco clases para los Juegos, ¡qué hubiera sido de nosotros si los Mundiales hubieran sido en aguas extranjeras! Si no es por Marina Alabau, nos vamos bolos. Marina, por cierto, una mujer. Como Fátima Gálvez, quien se colgó la única medalla de plata en los Mundiales de tiro, y contribuyó a la de bronce por equipos. La mujer sigue tirando del carro en el deporte español. Dos medallas individuales en campeonatos de deportes olímpicos, y las dos femeninas. Vamos a tener que crear el ADO masculino. Y no es broma.