Mercedes sigue sin un líder claro

Resulta evidente que la situación de Mercedes es la que cualquier equipo de la Fórmula 1 desearía: domina el Mundial de constructores y también mandar en el de pilotos en sus dos primeras posiciones. Mejor imposible… ¿o no? Porque desde la azotea del éxito una amenaza se ciñe sobre los intereses de la escudería. Lejos de que la temporada haya definido un líder claro, la diferencia entre Hamilton y Rosberg es mínima, incluyendo el cambio en su posición que se ha producido en el GP de Singapur. Parece indiscutible que no habrá quien frene a ninguno de ambos en las cinco pruebas que restan y la lógica señala que el nombre del campeón se conocerá, salvo sorpresa mayúscula, en la carrera final de Abu Dhabi. Muy improbable es pensar que no será uno de los pilotos de Mercedes, aunque para alcanzar un objetivo que sin duda merecen deberán gestionar con acierto semejante duelo de titanes.

Daniel Ricciardo, el tercer clasificado del Mundial, está a sesenta puntos del liderato de Hamilton. Un abismo en condiciones normales, pero ya sabemos que en el deporte, en las carreras, lo imposible puede llegar a no serlo tanto. Recordemos que el gran premio tiene este año el doble valor de puntos, es decir, que el ganador se llevará nada menos que cincuenta. És por ello que creo que en Mercedes tampoco deberían relajarse demasiado, cualquier incidente entre sus pilotos puede complicarles las cosas de un modo inesperado. Si Hamilton y Rosberg se enzarzan en una pelea sin cuartel ni concesiones quizá cedan más puntos de los aconsejables. Y llegando ambos a la Abu Dhabi con opciones a la corona, cualquier cosa puede pasar. Asumo que todo esto puede sonar a quimera, pero ya adelanto que de producirse un doble cero de Mercedes en alguno de los grandes premios restante la tensión subirá muchos enteros. Si Ricciardo llega a esa cita final a menos de cincuenta puntos del líder y con posibilidades matemáticas de proclamarse campeón, aunque sean remotas, los nervios podrían jugar alguna mala pasada a los favoritos indiscutibles.