Cristiano + James + Bale + Chicharito = ¡8!

Ancelotti decía la víspera del partido que no entendía tanta preocupación. Ahora lo podrá decir más alto, porque su Madrid espantó el pesimismo con un resultado de los de los años cuarenta. Jugó más agrupado y mejor, y cuando al principio del segundo tiempo encajó el 1-3 y el Depor se vino arriba, reaccionó bien, no se dejó arrastrar por la riada, como en días anteriores. El primero que reaccionó bien fue Ancelotti, que quitó a Benzema, metió a Illarramendi, asentó el medio campo y retomó el control. Con esa incidencia táctica, el partido fue un concurso de goles bellos, a cual mejor.

Cristiano marcó tres, dos de ellos excelentes y el otro en fuera de juego. El cabezazo con que abrió el marcador fue antológico. James hizo uno, en disparo preciso a la escuadra, gol que hace que añoremos verle más cerca del área. Bale hizo dos, cuando se hubo marchado Benzema, dos buenos goles, con desmarque sabio en el área y remate rápido y colocado. Los dos últimos los marcó Chicharito, que salió como un ciclón a aprovechar los pocos minutos que tenía por delante. Y vaya si lo hizo. Los cinco goles marcados en medio partido en ausencia de Benzema incitan a pensar en un Madrid sin él.

La alegría blanca se redondeó luego porque el Atlético se dejó un empate en el Manzanares. La verdad es que no lo vi del todo justo. El Celta se manejó bien, pero sus goles fueron dos chispazos. El primero, en un taconazo hábil y sorprendente de Pablo Hernández, y el otro en un penalti bastante melón de Miranda. Frente a eso, el Atlético atacó mucho, a ratos bien, marcó dos goles de los suyos, a balón parado, le anularon otros dos (bien) e hizo figura al meta Sergio Álvarez. Pero se le fueron dos puntos. Mejor para la asamblea de Florentino, que sin duda disfrutará hoy de otra jornada de adhesiones a la búlgara.