A los Juegos todos quieren ir

Al movimiento olímpico no se le puede negar su altísimo poder de convocatoria. Cuando llegan los Juegos, nadie renuncia, nadie está lesionado y nadie echa cuentas de lo que puede perder de cara al futuro. Tan importantes son los Juegos para los deportistas, que el tenis ha aprobado medidas de presión para forzar a los jugadores a competir en la Davis. O juegan un número determinado de eliminatorias o no irán a los Juegos. Pero como hay excepciones para que no falte ninguno de los buenos, se trata de medidas menores. Además, no hay capitán capaz de convocar a un jugador que alegue molestias. Esto, trasladado a cualquier deporte, no tiene solución. Pero es un tema a debate y un problema a solucionar, porque va a más.

Los deportistas profesionales se deben a los clubes que les pagan o a las competiciones que les reportan grandes beneficios; por eso sienten una responsabilidad limitada con sus Federaciones cuando les llaman para ser internacionales. Ellos ya lo son sin necesidad de vestir la camiseta de su país. Esto es cuestión de sentimiento, condición a la baja desde el momento en que son las propias federaciones las primeras en comprar deportistas extranjeros para fortalecer sus selecciones. Luego llegan los Juegos, y ningún país es capaz de castigar a sus figuras. Las necesitan para un mayor acopio de medallas. Es un asunto éste, el de las llamadas a la Selección, que la nueva Ley del Deporte debería atajar... si es que lo considera conveniente, que me parece que no.