Sandro y el gol de la voluntad

Abundó el coraje por ambas partes, la suerte se repartió entre los dos equipos, y al final fue la voluntad (la voluntad de Sandro, apoyado por sus mayores, desde Neymar a Messi, pasando por Xavi) la que hizo que el Barça ganara un partido que parecía de fútbol-milagro, este juego que sólo maravilla cuando los jugadores se divierten trabajando en serio. La participación de Messi fue decisiva en el gol y en el juego; después de una temporada de caras largas, la alegría con la que el argentino aborda su trabajo es una buena noticia, y no sólo para el Barça sino para la Liga.

Fue gran fútbol, de alta competitividad; el hecho de que haya sido un joven debutante en la Liga el que haya marcado el gol que le dio la victoria a los azulgrana es una metáfora del estado de ánimo del nuevo equipo que constituye ahora el conjunto azulgrana. Donde hubo apatía ahora hay entusiasmo, esfuerzo y sentido común, valentía y vigor. Y en la cúspide de esa voluntad los veteranos y los jóvenes se alternan con un entusiasmo que parece una novedad. El estilo resulta inalterable, con una o dos velocidades más. Luis Enrique debe estar feliz. Y aunque hubiera empatado (o perdido) pocos reproches se le podían haber hecho a su equipo.