La última contrarreloj decidirá el podio de París

Es necesario agradecer la valentía vista en todos los corredores en el segundo día en Pirineos. Estamos presenciando un Tour de Francia competido, diferente a los vividos hasta ahora. Estamos acostumbrados a ver duelos entre dos corredores superiores, o a un claro dominador como en la época de Armstrong que hacía la carrera demasiado aburrida. Este Tour es diferente, hay mucha batalla por un podio que aún no está decidido. Alejandro Valverde hizo ayer un derroche de facultades abismal. Sabe medir su gasolina a pesar de que ha sufrido los cinco últimos kilómetros. Aun así salvó los muebles apoyado por grandísimos gregarios: el campeón de España Ion Izagirre y su fiel Jesús Herrada. Purito Rodríguez siempre ofrece batalla pero ayer le superó un Majka más joven, más fuerte y más preparado, para nuestra desgracia.

Pero son los franceses quienes dan vida a este apasionante Tour. Un ramillete de jóvenes ciclistas en disposición de ser claros candidatos a ganar esta ronda en el futuro. Francia ha sufrido estos últimos años sin figuras del ciclismo, desde el podio de Virenque en 1997. Con Pinot y Bardet esto está resuelto. Junto a ellos Péraud le disputará el podio a Valverde. La última contrarreloj será clave. Bardet podría sufrir aquí por falta de fuerzas. No está siendo el Tour de los españoles, pero no se le puede reprochar nada a nadie.