El pasado verano cuando el Nápoles se despidió de Cavani todos los aficionados estaban muy preocupados porque el uruguayo había sido el símbolo del equipo de Mazzarri que había logrado el éxito del segundo puesto detrás de la Juventus. El nombre de Gonzalo Higuaín era muy conocido por su pasado en el Real Madrid y, cuando se presentó en Nápoles, fue recibido como un rey. Higuaín en aquel momento representaba el nuevo símbolo de un nuevo Nápoles con Benítez en el banquillo. El entusiasmo de los primeros días todavía no era suficiente para apagar las sombras sobre su futuro porque muchos pensaban que el Madrid no podía despedirse de un gran futbolista y por eso las dudas permanecían tras tanto entusiasmo.

El tiempo le ha dado la razón, primero al presidente De Laurentiis, al director deportivo Bigon, al entrenador Benítez y sobre todo al propio Pipita. Higuaín ha entrado en el corazón de los aficionados, que han olvidado al viejo titular Cavani. Higuaín no es un interrogante y sí una realidad de un nuevo Nápoles que ocupa la tercer plaza y puede alzar la Copa de Italia frente a la Fiorentina. Cualquier cosa pasará pero Higuaín ya ha ganado...