Horner ha ganado la Vuelta. Después de cruzar primero la meta del alto de Lobeira, en la tercera etapa, se puso líder. Recibió un montón de felicitaciones. Más que cualquier otro corredor que pudiera enfundarse la Roja. Por algo era un líder excepcional. Un líder de ¡41 años! "A ver hasta cuándo lo aguantas", le decían. Y él contestaba: "¿Por qué no voy a poder ganar la Vuelta? Pues ya la ha ganado. ¿Por qué? Por haber sido el mejor escalador. Mejor que Purito. Mejor que Nibali. Mejor que Valverde. Mejor que los colombianos. Se miran las diferencias registradas entre los corredores en las doce etapas con finales en alto, y Horner sacó 1:59 minutos a Nibali, 2:12 a Valverde y 2:14 a Purito. Está claro por qué ha ganado.

Horner ya se dejó ver en Lobeira, pero lo volvió a hacer en Hazallanas, donde sacó 48 segundos a Nibali y 1:02 minutos a Valverde y Purito. En la Gallina volvió a meter tiempo a los españoles; en Formigal, 22 segundos a Nibali. En el Naranco, 6 más. En el Angliru, 28. Últimamente su referencia era el italiano. Valverde y Purito tenían las energías limitadas tras haber disputado el Tour. Horner, que no es ningún consumado contrarrelojista, fue así limando poquito a poco el minuto y medio que Nibali le sacó en la crono. Al final, en el Angliru, hasta le sobró tiempo. Una Vuelta hecha a medida para la gente de la montaña, y nos sorprende este norteamericano cuarentón nacido en una isla japonesa. Una victoria que quedará para la historia en esta Vuelta.