Slighty Mad Studios, desarrollador de Project Cars, junto a Bandai Namco, distribuidora, presentaron ante la prensa, en el circuito de Brands Hatch, las líneas maestras de su nuevo producto, el nuevo juego de conducción que llegará a las consolas de nueva generación y PC en los próximos días (21 de noviembre). Los invitados al evento pudieron disfrutar de un avance del juego, además de experimentar la conducción sobre el propio circuito londinense a los mandos de un monoplaza, un kart y un imponente BMW M3.

Un avance en el que se pudo comprobar las bondades de Project Cars, un proyecto que empezó a financiarse a través del crowdfunding y que apunta a convertirse en uno de los juegos que coparán los ránkings de ventas entre los amantes del género.

Todo ello gracias a su gran dosis de realismo, lograda en parte por la participación en el proyecto de tres pilotos de carreras: Ben Collins, Oli Webb y Nicolas Hamilton, presentes en el evento. Los conocimientos de los tres pilotos, unidos a la experiencia de los miembros de Slighty Mad Studios dentro de los juegos del motor (creadores de Need for Speed Shift y Need For Speed 2 Unleashed entre otros) han dado como resultado un juego del que los usuarios esperan grandes cosas y del que tienen muy buenas expectativas. 

En el apartado de la jugabilidad se puede decir que como en cualquier simulador, el control de los coches difiere uno de otro. Nos encontraremos con un catálogo de medio centenar de automoviles entre los que tendrán cabida monoplazas, deportivos o clásicos. Pero sin duda dos de los aspectos que más llamaron la atención durante la presentación fueron los efectos climáticos sobre la conducción y la fuerte apuesta por el modo online.

La climatología o el paso de la noche al día durante las carreras condicionan el manejo de los automóviles y tienen los mismos efectos que se sufren en la conducción real de automóviles: el sol deslumbra con la misma intensidad y tonalidad que en un atardecer con el sol bajo, la lluvia invita a la prudencia y cambiar la forma de pilotar, la noche nos hace conducir con soltura utilizando el alumbrado del propio vehículo, el de los otros, las referencias del circuito… Una experiencia de lo más cercana a la realidad que se ve reforzada gracias a la resolución 1080 que ofrece el juego y los 60 frames por segundo (PS4). Gráficamente los coches están recreados al detalle tanto por fuera como por dentro (al igual que los daños por colisiones), una característica que se pudo apreciar aún más con las Oculus Rift para PC, de las que se pudieron disfrutar en la sala de juego en la que se convirtió la sala de prensa de Brands Hatch. El modo carrera o trayectoria se basará esencialmente en empezar con coches menos potentes hasta llegar a las bestias del motor para demostrar nuestra destreza al volante

Pero sin ningún tipo de duda uno de los puntos fuertes será el modo online de Project Cars. Se agradece el empeño que le ponen los chicos de Slighty Mad Studios al cada vez más demandado juego en red. En palabras de Andy Tudor, director creativo del estudio, estarán atentos a todo lo que suceda dentro de sus salas. Las partidas podrán ser de 16 corredores en las consolas y hasta 64 en PC. Podremos competir con amigos o desconocidos, en salas o sesiones públicas o totalmente privadas a las que sólo se accede por invitación. Las estadísticas de cada usuario dentro del modo online nos permitirá ver a grandes rasgos si es un corredor con el que podemos o queremos correr o mejor buscamos otro. Se evitan así los ‘corredores’ que buscan sólo la colisión o el sentido contrario. El equipo de Andy Tudor ha sabido escuchar a los usuarios, sus demandas, sus quejas y sus deseos. Y a partir de ahí se pusieron a trabajar para captar a los jugadores de consola de nueva generación. Todo aliñado con la experiencia, opiniones y consejos de los tres pilotos anteriormente citados. En definitiva, como alguna vez dijo el propio Andy Tudor, un juego de carreras para corredores hecho por corredores. Y podríamos añadir que será un juego de carreras que podrá medirse sin ningún tipo de miedo ni complejo a los gigantes como Gran Turismo o Forza.