Larga, tediosa y previsible. Así se resume el sentir de la final de la segunda edición de 'MasterChef', el talent show culinario en el que la polémica concursante mallorquina Vicky venció al joven y tierno Mateo.

La gala fue seguida por un 25,1% de los teleespectadores, alcanzando los casi 3 millones y doscientas mil almas pendientes de un desenlace algo previsible para muchos.

Esta segunda edición de 'MasterChef' llegó con vocación de ofrecer espectáculo a partir de la relación entre los concursantes y el jurado. El 'casting' de conscursantes parecía más enfocado a ofrecer espectáculo al estilo 'reality' y más cenrado en las anécdotas o en la polémica que en las propias habilidades culinarias de los concursantes.

Por otro lado, la idea de limitar el número de concursantes en la Gala Final de este año (sólo dos finalistas, en lugar de tres), hizo que solamente tuvieran que realizar una prueba, en lugar de dos, con lo cual, además de perder emoción, supo a poco el concurso y alargó innecesariamente el debate posterior.

La vencedora de la gran Final, Vicky Pulgarín, se afanó en la elaboración y presentación de sus recetas al más puro estilo de la alta cocina, de la que estuvo renegando durante todo el concurso, para sorpresa del jurado

El joven Mateo, estudiante de Huesca, con 20 años, no pudo satisfacer los paladares del jurado de lujo invitado a la Gran Final, compuesto por Joan y Jordi Roca, chefs de El Celler de Can Roca.

Vicky se llevó el premio de 100.000 €, un curso en la prestigiosa escuela Le Cordon Bleu y la publicación de su propio recetario.