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AFC Norte desde dentro

Los Ravens apuestan por la continuidad para cambiar

Mornhinweg dará la necesaria continuidad a un ataque sin rumbo, que ha tenido 5 coordinadores en otros tantos años. Roman está al acecho.

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Los Ravens apuestan por la continuidad para cambiar

El ataque de Baltimore no estuvo bien en 2016. 21º de la liga en anotación, 17º en yardas conseguidas, 28º en TDs… no son números de un aspirante al título. Pero peor que jugar mal es no saber a qué se juega. Lo primero tiene arreglo con entrenamiento. Lo segundo requiere otro tipo de medidas. Flacco lanzó 672 pases, record de la franquicia, pero apenas fueron 26º en yardas por jugada de pase. Esta no es la filosofía Raven. Su auténtico reto para la próxima campaña es recuperar una identidad ofensiva reconocible. Desde 2012, hasta 5 diferentes coordinadores han guiado la ofensiva purpurada, pero no ha sido la falta de valía (Cameron, Caldwell, Kubiak, Trestman y el propio Mornhinweg tienen un brillante historial) sino la de continuidad, la que ha impedido cuajar a estos ataques como esperaba afición y directiva.

La ofensiva córvida requiere un cambio de rumbo radical y para eso... han optado por mantener a Mornhinweg. Puede parecer un contrasentido, pero es que realmente, aún no hemos visto qué puede aportar. Tomar las riendas del ataque mediada la temporada no es significativo. Pese a su empeño en balancear la ofensiva, recibió críticas de Flacco por su excesivo conservadurismo, y del propio Harbaugh por arriesgar demasiado. Sin embargo, ambos son sus mayores valedores. El head-coach, por su etapa juntos en Eagles; el QB porque con su contrato blindado (Flacco cuenta 24,5 millones contra el salary cap en 2017, pero al club le costaría 47 cortarle), si no creyese en él, está claro que ya habría pedido su destitución.

Por si acaso no funciona, los Ravens han vuelto a asegurarse un plan “B” con el fichaje de Greg Roman. Su adquisición, más que para revitalizar la unidad de Tight-ends, que será su cometido oficial, está destinada a impulsar el juego terrestre (28º en yardas de carrera por partido y 21º en yardas por intento). La marcha del anterior responsable de esta faceta, Juan Castillo, entrenador también de OL, no se echará en falta. Roman tiene un merecido prestigio como gurú del juego de carrera que Baltimore necesita recuperar como pilar de su ofensiva, perdido desde el declive y caída a los infiernos de Ray Rice. Además, su experiencia como coordinador ofensivo supondrá un acicate (amenaza dirían otros) para que Mornhinweg se esfuerce más.

Pero la ofensiva tiene otros problemas que solucionar. Huérfana de su principal estrella tras la retirada de Steve Smith, necesita que Perriman, hasta ahora agazapado en tareas secundarias, se convierta en su máximo referente. El WR Aiken es agente libre, pero dudo que despierte demasiado interés en el mercado, y su mejor opción sería volver al equipo. La línea ofensiva no ha tenido su mejor temporada, pero aun así, es complicado que la situación económica del club permita el regreso de Wagner (RT); y Zuttah (C), quien al dejar de estar escoltado por dos guards de probowl como Yanda (lesionado) y Osemele (en Raiders) ha evidenciado su incapacidad para contener a nose-tackles pesados, puede ser víctima del salary cap. Juszczyk también será agente libre, pero en mi opinión sería un error dejarle ir, dada la variedad de alternativas que ofrece, no sólo como fullback “puro”, sino saliendo como receptor. “Juice” debe volver a la disciplina córvida. Además, deberán decidir qué hacer con los tight-ends Pitta y Watson, dos veteranos cuyos elevados contratos y edad les ponen en la cuerda floja.

Los Ravens tienen poco margen en el salary cap

Una complicación añadida que deberá enfrentar Mornhinweg es la de apañarse con lo que tiene. El espacio salarial que dispone la franquicia es muy reducido (apenas 15 millones de dólares, el 5º menor) y el esfuerzo económico debería enfocarse en retener al NT Williams, quien por juventud y calidad, no resultará barato. Por otra parte, el draft también se tendría que orientar hacia el apartado defensivo, de nuevo consolidado como la base del equipo. La joven y prometedora defensa córvida necesita rejuvenecer los puestos de rushers (Dumervil y Suggs) y safeties (Weddle y Webb), así como añadir profundidad al cuerpo de cornerbacks. Todo ello sin olvidar la baja en el centro del ILB Orr. No quiero imaginar lo que debe suponer para un joven undrafted alcanzar su sueño de jugar en la NFL y tener peso específico en el equipo, para descubrir poco después que debes abandonarlo por una grave enfermedad.

Un año más, Baltimore deberá hacer equilibrismo para cuadrar las cuentas. Para reducir la presión salarial, probablemente deba purgar la plantilla de veteranos con remuneraciones elevadas. A los citados Zuttah (C), Watson (TE) y Pitta (TE), se podrían sumar los cortes de Wallace (WR), Dumervil (OLB), Wright (CB), Arrington (CB) y Lewis (FS), que en total liberarían unos 27 millones de $, lo que les dejaría más margen de maniobra. Para reforzar los puestos más debilitados, y afianzar la mejoría experimentada, deberán desprenderse de algunas de sus piezas. Reinventarse otra vez, como cada temporada. Nada nuevo por la bahía de Chesapeake.